El Banco de los Alimentos repartió el año pasado 2.300 toneladas de comida

Las ayudas llegan a más de 53.000 personas necesitadas

La Fundación Banco de los Alimentos de Barcelona repartió el año pasado 2.300 toneladas de comida procedente de excedentes a asociaciones y comedores benéficos. Los alimentos recogidos y repartidos por la fundación están valorados en seis millones de euros y llegaron a más de 53.000 personas en situación de pobreza de la capital catalana y su área, unas cifras que suponen un ligero aumento respecto a años anteriores.

Los alimentos que distribuye el Banco de los Alimentos proceden de excedentes de empresas privadas, la Unión Europea (UE), Mercabarna y decomisos. Son, por ejemplo, aliment...

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La Fundación Banco de los Alimentos de Barcelona repartió el año pasado 2.300 toneladas de comida procedente de excedentes a asociaciones y comedores benéficos. Los alimentos recogidos y repartidos por la fundación están valorados en seis millones de euros y llegaron a más de 53.000 personas en situación de pobreza de la capital catalana y su área, unas cifras que suponen un ligero aumento respecto a años anteriores.

Los alimentos que distribuye el Banco de los Alimentos proceden de excedentes de empresas privadas, la Unión Europea (UE), Mercabarna y decomisos. Son, por ejemplo, alimentos envasados que están a punto de caducar, cuyos envoltorios han sido renovados por los fabricantes, que proceden de campañas de promoción o son de temporada, como los turrones. Para estas empresas, el coste de transporte de los excedentes al almacén de la Fundación es el mismo que el importe que gastarían en destruir los alimentos.

Entre la comida que la Fundación recupera predominan los lácticos y derivados (un 25,5% del total), conservas y platos preparados (16,3%), arroz, patatas, azúcar y legumbres (13%) y harinas y derivados (11%), seguidos de bebidas e infusiones (6,2%), congelados (2%), carne, pescado y embutido (2%) -en este caso se trata de las colas de las piezas que se comercializan en forma de paquetes de lonchas- y aceites (1,3%). A todos estos alimentos, desde el año 2003 el banco ha añadido también la fruta y la verdura, que llegan desde Mercabarna, un capítulo que ya representa el 21,4% del total de comida que reparte.

"La recogida de los productos frescos se realiza a diario, por las tardes, desde un almacén que tenemos en Mercabarna", explica la directora del Banco de los Alimentos, Montserrat Gispert.

Gispert destaca que la población a la que se destinan los alimentos repartidos por la Fundación "es la más necesitada, la que representa la pobreza más extrema que se encuentra en la situación más acuciante".

Tres días a la semana

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El funcionamiento del Banco de Alimentos consiste en recibir y almacenar los excedentes de comida, y repartirlos a las asociaciones o comedores benéficos, que recogen los alimentos tres días a la semana. Cada día de reparto, la Fundación distribuye unas dos toneladas de comida, entre cinco y siete toneladas de fruta y verdura, y los sábados, unas tres toneladas de pescado.

Los destinatarios de estos alimentos son, principalmente, las asociaciones o las parroquias que reparten lotes a las familias que no llegan a final de mes, los comedores benéficos y las residencias de ancianos y las asociaciones que ofrecen desayuno o merienda a menores de familias que cuentan con pocos recursos. "Son organizaciones que surgen de la sociedad civil para cubrir el vacío que existe donde no llega la Administración", explica la directora del banco.

Nueva sede y más voluntarios

2004 ha sido para el Banco de los Alimentos un año de cambio. Después de 19 años ubicado en su antigua sede en la calle de Sardenya de Barcelona, muy cerca de la Sagrada Familia, la fundación se trasladó en octubre a un local de la calle de Motors cedido por el Consorcio de la Zona Franca.

El traslado era una gran oportunidad, con una notable mejora en las instalaciones, pero también suscitaba temor por su ubicación alejada. Los temores se han disipado. No sólo es mejor para las tareas de carga y descarga, sino que el número de voluntarios, pese a la mala comunicación, ha pasado de 56 a 62.

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