Crítica:

La órbita del desencanto

Si aún no se os ha presentado la oportunidad de acercaros a la obra de Ismaíl Kadaré, prolífico narrador albanés exiliado en territorio francés, quizá vaya siendo el momento de comenzar a explorar alguna de sus novelas, ya pudiera ser con motivo de la publicación que ahora nos ocupa como rescatar alguno de sus anteriores libros, a saber El palacio de los sueños, Abril quebrado, La pirámide o Spiritus, sólo por nombrar algunos al azar sin demérito de otros. Si por una parte podemos reivindicar que con la experiencia su prosa ha ganado en estilo y se ha hecho más depurada, menos elíptica ...

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Si aún no se os ha presentado la oportunidad de acercaros a la obra de Ismaíl Kadaré, prolífico narrador albanés exiliado en territorio francés, quizá vaya siendo el momento de comenzar a explorar alguna de sus novelas, ya pudiera ser con motivo de la publicación que ahora nos ocupa como rescatar alguno de sus anteriores libros, a saber El palacio de los sueños, Abril quebrado, La pirámide o Spiritus, sólo por nombrar algunos al azar sin demérito de otros. Si por una parte podemos reivindicar que con la experiencia su prosa ha ganado en estilo y se ha hecho más depurada, menos elíptica y farragosa, adquiriendo un barniz universalista, la recuperación de las ancestrales tradiciones del pueblo albanés y las dolorosas consecuencias de la tiranía de los Estados absolutistas continúan siendo preocupaciones recurrentes en Kadaré, que en Vida, representación y muerte de Lul Mazreku se debate en torno a una intriga histórico-político-romántico con una significativa capacidad para suscitar la extrañeza del lector ante un enigma que se acaba por desvelar de forma subterránea. La tragedia griega se confunde con el absurdo totalitario y con la sátira del proceso democratizador, mientras que al fondo se proyecta el espíritu homérico, que tanto ha atraído al autor como parte esencial del pueblo albano, el futuro de la lengua iliria y un cruento párrafo de la Ilíada, elementos que se presentan como centro de un ambiguo sumario bifurcado entre una acusación por la ineficacia oficial para detener los intentos de fuga del país y contra la brutalidad ejercida para con los evadidos. De la misma forma en que ya lo hiciera en su novela El monstruo, Ismaíl Kadaré vuelve a reinventar el remoto conflicto de Troya a manera de parábola para denunciar los mecanismos del terror estatal con el fin de frenar cualquier iniciativa personal, dando la impresión de estar reescribiendo atemporalmente la misma historia patria, aunque añadiéndole a la realidad consumados capítulos arrancados de perdurables mitos y leyendas.

VIDA, REPRESENTACIÓN Y MUERTE DE LUL MAZREKU

Ismaíl Kadaré

Traducción de Ramón

Sánchez Lizarralde

Alianza. Madrid, 2004

282 páginas. 16,50 euros

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