Entrevista:MIREN ZEBERIO | Violinista

"La música clásica está muy estereotipada"

Miren Zeberio (Tolosa, 1983) sólo tenía tres años cuando sus padres, "muy aficionados a la música", vieron el anuncio de "una señora que daba clases de violín en San Sebastián con un método especial para niños" y decidieron apuntarla. Desde entonces, no se ha separado de las cuerdas. "Al principio era una especie de juego", comenta la joven, la menor de seis hermanos. "Todos tocan algún instrumento", destaca. El próximo curso proseguirá sus estudios en el Conservatorio de Utrecht (Holanda) con la ayuda de la beca que acaba de obtener, la Nicanor Zabaleta, dotada con 12.000 euros.

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Miren Zeberio (Tolosa, 1983) sólo tenía tres años cuando sus padres, "muy aficionados a la música", vieron el anuncio de "una señora que daba clases de violín en San Sebastián con un método especial para niños" y decidieron apuntarla. Desde entonces, no se ha separado de las cuerdas. "Al principio era una especie de juego", comenta la joven, la menor de seis hermanos. "Todos tocan algún instrumento", destaca. El próximo curso proseguirá sus estudios en el Conservatorio de Utrecht (Holanda) con la ayuda de la beca que acaba de obtener, la Nicanor Zabaleta, dotada con 12.000 euros.

Pregunta. ¿Confía en poder dedicarse profesionalmente a la música cuando concluya sus estudios?

Respuesta. Sí, aunque todavía no tengo muy claro hacia dónde quiero dirigir mis pasos. No descarto dar clases, pero sin dejar de tocar. No tengo experiencia en ninguna orquesta profesional y no sé cómo será, pero tampoco es lo que más me tira.

"Los grandes solistas tocan con semejante perfección que es demasiado, casi aburren"

P. ¿Entonces?

R. La música clásica está muy estereotipada, pero hay más cosas que se pueden hacer además de tocar en una orquesta. Pienso que se puede salir también adelante siendo un poco más independiente y buscándote la vida por otros caminos que no sean los que ya están machacados y a los que aspira todo el mundo.

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P. Como miembro de Et Incarnatus y Alos Quartet ha colaborado con artistas como Mikel Erentxun o Dulce Pontes.

R. Si, son cosas diferentes que, quizá, no están tan valoradas por cierta gente de la música clásica.

P. O sea que, frente a los puristas, defiende la mezcla de diferentes géneros musicales.

R. Si, y tanto frente a los puristas de la música clásica como a los de otras músicas, como el jazz o el flamenco. Al igual que conozco a personas que tienen una especie de rechazo a todo lo que no sea música clásica, incluso jóvenes, que se supone que tienen que ser más abiertos, también hay quienes consideran ésta muy seria y aburrida.

P. ¿Le sorprende el encasillamiento de los jóvenes?

R. En la Joven Orquesta Nacional de España he coincidido con jóvenes de entre 18 y 23 años a los que no les gustaba nada la idea de tocar música clásica contemporánea. Si ya dentro de la música clásica tienes esas limitaciones...

P. ¿Su compositor predilecto?

R. Son tantos... Bach es muy típico, pero es que es increíble.

P. ¿Y un violinista?

R. Gordan Nikolic. Es concertino de la London Symphony Orchestra. No es un gran solista, no es una gran estrella, pero...

P. ¿Pero?

R. Hoy en día, los grandes solistas tocan con semejante perfección, que parece que no son de este mundo. Es demasiado. Tanto, que casi aburren. Nikolic toca increíble técnicamente, pero, al mismo tiempo, tiene la gracia de que, de vez en cuando, puede desafinar una nota. Y te das cuenta de que es humano. Además, es muy expresivo y hace versiones especiales de cosas muy típicas, como pueden ser Las cuatro estaciones de Vivaldi.

P. ¿Qué música escucha cuando deja el violín?

R. De todo. Música africana, gitana, flamenco, jazz... Y música clásica.

P. ¿Cómo anda el ciudadano de a pie de cultura musical?

R. Mucha gente se queja de que la música clásica no tiene excesivo público en España y de que éste es mayor. Pero es que está muy alejada de la gente joven, tanto en las formas como en los precios. Eso en Holanda, por ejemplo, no pasa. Allí, si han sobrado entradas para un concierto, los menores de 27 años pueden comprarlas por siete euros media hora antes de que empiece.

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