Columna

Más cerca de la realidad

La entrevista del presidente de la Generalitat con Rodríguez Zapatero ha servido, entre otras cosas, para evidenciar que Francisco Camps conoce mucho mejor la realidad socio-económica valenciana de lo que da a entender. Baste como botón de muestra su cabal punto de vista respecto de los sectores del textil, mueble, calzado, cerámica y juguete. El presidente reconoce "su preocupación" ante la situación que atraviesan las industrias tradicionales valencianas y reclama una entrevista personal con el ministro de Industria, José Montilla. No habla de crisis, que es palabra censurada en su vocabular...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La entrevista del presidente de la Generalitat con Rodríguez Zapatero ha servido, entre otras cosas, para evidenciar que Francisco Camps conoce mucho mejor la realidad socio-económica valenciana de lo que da a entender. Baste como botón de muestra su cabal punto de vista respecto de los sectores del textil, mueble, calzado, cerámica y juguete. El presidente reconoce "su preocupación" ante la situación que atraviesan las industrias tradicionales valencianas y reclama una entrevista personal con el ministro de Industria, José Montilla. No habla de crisis, que es palabra censurada en su vocabulario, pero reclama al Gobierno de España soluciones; ergo hay un problema. Lástima que su partido votara en el Congreso de los Diputados en contra de una resolución del PSOE y de ERC a favor de un plan de apoyo específico a los sectores del textil, el calzado y el juguete.

Más información

El reconocimiento de la realidad en que se encuentra la industria tradicional valenciana estuvo acompañado de otras constataciones. Camps exigió el impulso del AVE entre Castellón y Tarragona, como hicieron socialistas y Esquerra Republicana en el Congreso. El presidente también asumió que la seguridad anda mal en la Comunidad Valenciana, por eso reclamó 2.000 agentes policiales más. Y pidió a Zapatero 600 millones anuales para paliar el déficit financiero, lo que es tanto cómo asumir que tiene un serio problema de liquidez presupuestaria. Negro sobre blanco: el presidente se fue con un listado reivindicativo y ofreció en Madrid la visión más precisa de la realidad, notablemente alejada del espectacular cuadro que presenta en Valencia. Es lo bueno, o lo malo, que tiene el pedir: que se conoce enseguida de lo que se carece.

Del análisis de las reivindicaciones se deduce que no hay tanta diferencia entre su diagnóstico y el que realiza el líder de la oposición. Incluso coinciden. Como en la reforma del Estatut. Dice el presidente que Zapatero y él están de acuerdo en que las reformas no deben modificar legislación del Estado y que la reforma de la financiación autonómica debe ser objeto de un debate multilateral. Pla opina lo mismo; pero no está tan clara la posición de Josep Piqué, más cercano al líder del PSPV que a su compañero de partido en lo tocante a las agencias tributarias territoriales. Alguien debería explicar por qué lo que es bueno para los populares catalanes es malo para los valencianos. Sería interesante. Y alguien debería resolver el dilema presidencial que no quiere tocar legislación del Estado, pero pretende recoger los beneficios de unos cambios futuros con esa cláusula que se ha inventado. En valenciano eso tiene un nombre: El pa ple i sucar.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En