Cartas al director

Réplica

El pasado 12 de mayo, el señor Carlos Martín Beristain "responde" a una reseña publicada en Babelia sobre el libro Quién mató al obispo. Autopsia de un crimen político, que escribí con la periodista Maite Rico. Y lo hace sacando de contexto frases entrecomilladas y tergiversando el argumento del libro, que no es otro que el asesinato del obispo guatemalteco Juan Gerardi.

Nada más lejos de nuestra intención que reescribir la historia de Guatemala: de eso ya se encargan otros. Nuestro trabajo, simplemente, destapa un proceso judicial espeluznante en el que cuatro personas (t...

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El pasado 12 de mayo, el señor Carlos Martín Beristain "responde" a una reseña publicada en Babelia sobre el libro Quién mató al obispo. Autopsia de un crimen político, que escribí con la periodista Maite Rico. Y lo hace sacando de contexto frases entrecomilladas y tergiversando el argumento del libro, que no es otro que el asesinato del obispo guatemalteco Juan Gerardi.

Nada más lejos de nuestra intención que reescribir la historia de Guatemala: de eso ya se encargan otros. Nuestro trabajo, simplemente, destapa un proceso judicial espeluznante en el que cuatro personas (tres militares y un sacerdote) han sido condenadas mediante el uso de falsos testigos, la ocultación de pruebas científicas y la manipulación de las actas del juicio. Éstos son hechos constatados documentalmente y no interpretaciones históricas. ¿Hay militares implicados en el crimen? Creemos que sí. Pero no son los que están en prisión. También hay otras sotanas de por medio, y eso es lo que los abogados del Arzobispado de Guatemala han tratado de ocultar. Lo más alarmante ha sido comprobar cómo los que se llenan la boca con "la verdad histórica" y "los derechos humanos" no han tenido inconveniente en violar las garantías individuales ni en usar la justicia como instrumento de venganza política. Tampoco tuvieron reparo en convertirse en altos cargos del Gobierno de Alfonso Portillo y del general Ríos Montt, a quien antes acusaban de genocidio. Ellos han contribuido a que el asesinato de Gerardi siga impune.

La jerarquía católica intentó silenciar nuestro libro en Guatemala. Y aquí, los torquemadas de turno emprenden campañas de cartas. Deberían relajarse. El libro está para quien le interese; si no, hay otros cientos de miles de títulos donde escoger.

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