"Casarse no es bueno, es práctico"

"¿Casarme? Sí, seguramente. Soy poco romántica. Me parece una cuestión sobre todo práctica". ¿Y cómo celebrarlo? "Pues celebraría otras cosas, como haber sacado un título universitario o conseguir un buen trabajo". Lara García tiene 20 años y está en un momento en el que su preocupación es más bien cómo combinar sus trabajos de camarera (sirve copas en dos bares góticos y atiende mesas en un restaurante) además de estudiar. Vive en una casa compartida en Madrid y no gana el dinero suficiente como para pagarse una carrera universitaria. Comenzará a estudiar Estilismo en septiembre porque...

"¿Casarme? Sí, seguramente. Soy poco romántica. Me parece una cuestión sobre todo práctica". ¿Y cómo celebrarlo? "Pues celebraría otras cosas, como haber sacado un título universitario o conseguir un buen trabajo". Lara García tiene 20 años y está en un momento en el que su preocupación es más bien cómo combinar sus trabajos de camarera (sirve copas en dos bares góticos y atiende mesas en un restaurante) además de estudiar. Vive en una casa compartida en Madrid y no gana el dinero suficiente como para pagarse una carrera universitaria. Comenzará a estudiar Estilismo en septiembre porque es gratis.

"Entiendo el matrimonio homosexual como algo histórico. No porque casarse sea bueno o malo, sino por tener la posibilidad de hacerlo", dice. "Mucha gente se sentirá aliviada".

Lara tenía 14 o 15 años cuando se enrolló con una chica. "Se lo dije a mi madre, que era mi modelo, porque me sentía un poco rara. Le pregunté si eso era malo. Se rió y me respondió que no, que para nada". Pero las cosas no fueron tan fáciles en el instituto. "No me podía besar con mi amiga en la cafetería, el encargado me decía que había madres que venían con niños pequeños por allí. Una vez me echó del baño por entrar con ella".

Ahora, Lara vive su vida afectiva con la normalidad con la que la siente. No miente cuando le preguntan. Y si le sale abrazar a la chica con la que está, en cualquier sitio, lo hace.