Martí de Riquer, del 'Quijote' al 'Tirant'

"La lectura del Quijote me llevó al Tirant. Era muy joven y me convencieron los elogios que le dedicaba Cervantes", recordó ayer Martí de Riquer en el Saló de Cent del Ayuntamiento barcelonés en un acto convertido ya en tradicional: el pregón de Sant Jordi. En vez de leer un discurso, el gran humanista conversó con el comisario del Año del Libro, Sergi Vila-Sanjuán. La charla, un ameno repaso a las obsesiones intelectuales de Martí de Riquer, empezó con los trovadores.

De nuevo, el público que llenaba el histórico recinto disfrutó de la pasión divulgativa del maestro. "Los...

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"La lectura del Quijote me llevó al Tirant. Era muy joven y me convencieron los elogios que le dedicaba Cervantes", recordó ayer Martí de Riquer en el Saló de Cent del Ayuntamiento barcelonés en un acto convertido ya en tradicional: el pregón de Sant Jordi. En vez de leer un discurso, el gran humanista conversó con el comisario del Año del Libro, Sergi Vila-Sanjuán. La charla, un ameno repaso a las obsesiones intelectuales de Martí de Riquer, empezó con los trovadores.

De nuevo, el público que llenaba el histórico recinto disfrutó de la pasión divulgativa del maestro. "Los trovadores eran unos poetas que a menudo tenían recitadores. Les pagaban un sueldo para difundir sus poesías. Nunca escribían para ser leídos, sino para ser escuchados. Al leerlos, los traicionamos", apuntó el pregonero, que se dedicó con tesón a romper tópicos platónicos. Por ejemplo, no dudó en desvelar el interés mundano que movía a las damas de la corte a protegerlos generosamente. "Era una manera de tener prestigio. Como no existía la prensa, ni la televisión, necesitaban a alguien para que dijera al mundo lo bellas que eran".

Los combativos caballeros de la Edad Media tampoco salieron muy bien parados. "Eran muy exhibicionistas. Todos querían ser el mejor de Europa". Como excepción de la regla, el literario Tirant. "Es un personaje muy humano. Tan valiente como es, se rompe una pierna al escalar una pared. Eso nunca ocurre en una novela artúrica".

Por supuesto, en la conversación no faltó su entusiasmo por el Quijote, la gran burla novelesca a los libros de caballerías. "Leí primero la parodia y después los libros parodiados. Sin embargo, me gustaron mucho", afirmó Riquer, quien, según dijo, lee en la actualidad las memorias de Chateaubriand y otras obras. "El gusto por la lectura se lleva dentro. Afortunadamente, cada vez son menos los que no leen", concluyó.

De la glosa del pregonero se encargó su editor, Jaume Vallcorba. "Ama la literatura, y comprender los textos en profundidad siempre ha sido su gran pasión", explicó.

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