OPINIÓN DEL LECTOR

¿Qué pasa en mi Cádiz y mi barrio?

Todo comienza con una reclamación sobre el mes de octubre del 2003 al ¿presidente de la asociación (AA. VV. Poeta Rafael Alberti)?, Gustavo Rosales de Alba, sobre unos ensayos de dos chirigotas junto a mi ventana, las cuales no me dejaban descansar. Este señor no sólo no atiende a mi petición sino que se permite decirme que que si me molestan, que me aguante. Lo notifico la junta directiva, la cual se lava las manos y ni siquiera contesta. Pongo el caso en conocimiento de la policía local, que también hace caso omiso de mi denuncia por teléfono.

Insisto ante el presidente y policía loca...

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Todo comienza con una reclamación sobre el mes de octubre del 2003 al ¿presidente de la asociación (AA. VV. Poeta Rafael Alberti)?, Gustavo Rosales de Alba, sobre unos ensayos de dos chirigotas junto a mi ventana, las cuales no me dejaban descansar. Este señor no sólo no atiende a mi petición sino que se permite decirme que que si me molestan, que me aguante. Lo notifico la junta directiva, la cual se lava las manos y ni siquiera contesta. Pongo el caso en conocimiento de la policía local, que también hace caso omiso de mi denuncia por teléfono.

Insisto ante el presidente y policía local y atención al ciudadano. Como sigue sin atender mi demanda, después de más de un mes, me persono en el local de ensayo. Les comunico a los integrantes de las chirigotas que si no me dejan descansar yo nos los voy a dejar ensayar. Estos señores me agraden, empezando por el director (hijo del presidente) y después por todos los componentes de la chirigota, que intentan echarme a la fuerza del local.

Comunico al presidente y a la junta directiva la agresión y este señor hace caso omiso. Además, se atreve a ponerme una denuncia falsa por insultos. Es entonces cuando la policía local atiende la demanda y hace la prueba del sonido, que da positivo. Reclamo ante Urbanismo, quien prohíbe los ensayos.

En medio de todo esto, soy amenazado por el hermano del presidente dentro de la biblioteca pública situada junto a nuestro barrio, al cual denuncio oportunamente. Desde que recibimos el auto de Urbanismo y hasta la fecha, venimos sufriendo mi familia y yo continuas llamadas a mi puerta, arrojo de objetos a través de las ventanas y hasta un colchón puesto en la entrada de mi casa. Sospecho que los menores han sido instigados a tomar esta actitud

Todo esto lo he comunicado a la policía local, a la nacional y a los vecinos, y todos se lavan las manos.

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