El País Vasco invierte la curva demográfica por la inmigración

Euskadi se aproxima a la población que tenía hace dos décadas

El País Vasco ha dado en los últimos años un notable salto de población hasta alcanzar a comienzos del año pasado los 2.115.279 habitantes, lo que le sitúa muy cerca del padrón de 1986 (2.136.100 censados). Según un estudio realizado por Eudel, la Asociación de Municipios Vascos), la curva demográfica tiende ahora hacia arriba, en gran parte por la progresiva llegada de inmigrantes durante el último lustro, y se acerca al pico máximo de población alcanzado en 1981, que el Eustat lo sitúa en 2.141.809 habitantes.

Al aumento demográfico se ha unido un fenómeno social que está restando ciu...

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El País Vasco ha dado en los últimos años un notable salto de población hasta alcanzar a comienzos del año pasado los 2.115.279 habitantes, lo que le sitúa muy cerca del padrón de 1986 (2.136.100 censados). Según un estudio realizado por Eudel, la Asociación de Municipios Vascos), la curva demográfica tiende ahora hacia arriba, en gran parte por la progresiva llegada de inmigrantes durante el último lustro, y se acerca al pico máximo de población alcanzado en 1981, que el Eustat lo sitúa en 2.141.809 habitantes.

Al aumento demográfico se ha unido un fenómeno social que está restando ciudadanos a los grandes núcleos industrializados en favor de las localidades del litoral vasco.

Los datos del estudio La evolución en el periodo 1996-2004 de la población de derecho de los municipios de la Comunidad Autónomas del País Vasco, que ha elaborado Eudel, ponen de manifiesto la recuperación demográfica que se ha obrado principalmente a partir del año 2001. Entonces, con un censo de 2.082.587 habitantes, Euskadi tocó fondo, al mismo tiempo que inició una progresiva curva ascendente, hasta llegar a los 2.115.579 en enero del año pasado. Esta tendencia se da en las tres provincias, aunque con intensidades diferentes. Mientras Vitoria y San Sebastián ven crecer su población. Bilbao muestra la otra cara de la moneda y sigue perdiendo habitantes.El único territorio que, un año tras otro, ha mantenido sin variaciones su progresivo aumento de población ha sido Álava. En los últimos ocho años ha crecido un 5,3% y se sitúa con 295.906, su cifra récord desde que se comenzaron a realizar en 1900 las series demográficas. Guipúzcoa, que sufrió una lenta pérdida de población desde 1981, ha logrado cambiar este signo con un aumento del 1,5% y alcanza los 686.513 habitantes.

El lado oscuro lo ofrece Vizcaya (1.132.860). Continúa perdiendo peso demográfico, un 0,7% en los últimos ocho años. No obstante, el censo de esta provincia ha crecido en casi 10.000 personas respecto a 2001.

En las capitales, Bilbao vuelve a ser la excepción. Pierde una media de mil habitantes al año (un 1,8% entre 1996 y 2004) hasta quedar con 352.317 habitantes. En cambio, Vitoria y San Sebastián siguen al alza. La capital alavesa, con un censo de 223.702 personas, ha ganado un 4,4% en este periodo, y San Sebastián un 3,2%, lo que le coloca con 182.644 ciudadanos.

Los inmigrantes

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En la paulatina recuperación demográfica también ha influido el incremento de la población inmigrante. En lo que va de este siglo, la cifra de extranjeros se ha incrementado en Euskadi un 161,5%, gracias en parte a las reformas legales introducidas para favorecer su regularización. Según los datos recopilados por la profesora de Sociología de la UPV Cristina Blanco, se ha pasado de los 18.822 extranjeros registrados en 2000 a los 49.231 de 2003.

A la vez que Euskadi comienza a tener un saldo demográfico positivo, se mantiene sin variaciones el progresivo trasvase de ciudadanos hacia la costa, un flujo que comenzó a ser más acusado a partir de la década de los 90. Se trata de un proceso de reubicación demográfica que está despoblando, muy poco a poco, los grandes núcleos industrializados a favor de los municipios de la costa. Es un fenómeno que se da con especial claridad en el interior de Vizcaya. Tomando los datos de Eudel entre 1996 y 2004, de los 18 municipios con más de 10.000 habitantes, sólo ocho -Amorebieta, Arrigorriaga, Durango, Gernika, Getxo, Leioa, Mungia y Sopelana- han visto aumentar su padrón. Los efectos de la reestructuración industrial han restado habitantes de forma considerable a las grandes poblaciones como Sestao (pierde un 10,8% en ocho años), Barakaldo, Portugalete, Santurtzi y Basauri, que han reducido su censo por encima del 5% en todos los casos.

El Nervión y toda la cuenca fluvial han resultado los principales damnificados por una escalonada huida hacia la margen derecha y su costa. En cambio, ganan población las localidades ubicadas en el litoral y que gozan de un mayor atractivo natural. Los casos de Getxo (crece un 1%), Gorliz (34,8%), Mungia (12,8%), Sopelana (18,5%), Barrika (22,5%) y Bakio (39%) son los ejemplos que atestiguan con más claridad este fenómeno.

Efecto similar

En Guipúzcoa ocurre un efecto muy parecido en el mismo periodo de 1996-2004. Poblaciones con más de 20.000 habitantes, como Eibar (pierde un 7,6%), Rentería (-3,8%), Tolosa (-1%), Lasarte-Oria (-0,7%), Andoain (-5,1%), Mondragón (-6,9%) y Pasaia (-7,1%), han sufrido las consecuencias de la excesiva ocupación del suelo y la consiguiente densificación.

Muchos de estos pueblos, que acogieron una llegada masiva de personas de otras provincias para dar respuesta a su fuerte implantación industrial, han comenzado a perder habitantes durante esta última década.

De esta pérdida se han beneficiado los municipios de la costa, salvo Pasaia (localidad más portuaria que costera). El saldo demográfico es espectacularmente positivo en localidades turísticas como Zarautz y Hondarribia, cuyos censos han crecido 14,1% y un 8,8%, respectivamente. La excepción guipuzcoana es Irún, que ha sorteado felizmente la crisis por la desaparición de las aduanas y cerró el año 2003 con un 6,7% más de población.

La realidad alavesa, donde todo el peso poblacional está concentrado en su capital, responde a otras variables. Al crecimiento del censo en Vitoria, se suma el atractivo que supone la Rioja Alavesa debido a su potencial económico. Todas las poblaciones con más de 1.000 habitantes -salvo Llodio (pierde un 6%) y Campezo (-2,2%)- han visto aumentado su padrón entre 1996 y 2004.

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