EE UU sube los tipos por séptima vez en nueve meses y los sitúa en el 2,75%

La Reserva Federal sostiene que la inflación se acelera y augura nuevos incrementos

La Reserva Federal (Fed), el banco central de EE UU, volvió a subir ayer un cuarto de punto los tipos de interés. El tipo a corto plazo se sitúa así en el 2,75%, tras siete subidas consecutivas desde junio. Pero la Fed introdujo un importante cambio de lenguaje, al alertar por primera vez de que la inflación empieza a acelerarse. A pesar de ello, mantuvo la estrategia seguida hasta ahora y dejó claro que la subida de tipos será gradual. Con este aumento, EE UU se aleja un poco más de los países de la zona euro, donde el Banco Central mantiene los tipos en el 2%.

La reciente escalada del...

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La Reserva Federal (Fed), el banco central de EE UU, volvió a subir ayer un cuarto de punto los tipos de interés. El tipo a corto plazo se sitúa así en el 2,75%, tras siete subidas consecutivas desde junio. Pero la Fed introdujo un importante cambio de lenguaje, al alertar por primera vez de que la inflación empieza a acelerarse. A pesar de ello, mantuvo la estrategia seguida hasta ahora y dejó claro que la subida de tipos será gradual. Con este aumento, EE UU se aleja un poco más de los países de la zona euro, donde el Banco Central mantiene los tipos en el 2%.

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La reciente escalada del petróleo y la debilidad del dólar contribuyeron a que Wall Street diera por descontada la nueva subida del precio del dinero. El mercado preveía un alza de un cuarto de punto, como en las seis veces anteriores, situándose en niveles de octubre de 2001. Y así fue. Pero había dudas e inquietud por el lenguaje que iba a utilizar la Fed para justificar su decisión, en concreto en la parte del comunicado que dedica a la inflación y en la que deja entrever futuros movimientos.

El banco central estadounidense introdujo un importante cambio en el mensaje, al mostrarse incómodo con la evolución de los precios y variar el equilibrio de riesgos. Según la Fed, la actividad económica sigue creciendo a un ritmo sólido a pesar del encarecimiento en el precio de la energía. Pero aunque las perspectivas de inflación "siguen bien contenidas", la Reserva Federal advirtió de que "la presión inflacionista ha subido en los últimos meses" y existe "más capacidad para el aumento de precios".

Crecimiento sostenido

La economía crece a un ritmo sostenido (3,8%) y el empleo sigue mejorando. Pero el precio del petróleo y los costes de producción también suben (0,4%). Una doble tendencia que favoreció que en el parqué neoyorquino se especulara con la posibilidad de que palabra "mesurado" o "gradual" cayera de la nota de la Fed, cuando se refiere al ritmo de incremento de tipos. Para evitar el pánico, se optó por hacer la referencia habitual que augura una subida pausada.

Alan Greenspan, presidente de la Fed, ya anticipó en sus últimas intervenciones ante el Congreso la posibilidad de que caiga ese término, que nunca mencionó en público. Los gobernadores de la Fed y los analistas creen que su desaparición es el paso lógico conforme los tipos se acerquen a un nivel neutral, en torno al mes de mayo o junio. "No vamos a tener el mismo comunicado siempre", advirtió el gurú de la Fed el 16 de febrero ante el Comité Bancario del Senado, "en algún momento habrá que cambiarlo".

Los analistas señalan que la autoridad monetaria necesita tener un mayor grado de flexibilidad para ajustar su política, y acelerar o moderar la subida de tipos en función de la evolución económica. La previsión, a partir de todo esto, es que los tipos sigan subiendo hasta tocar el 3,75% en junio. Pero el temor a un repunte de la inflación está ahí, como señala la Fed. Los distintos bancos de inversión de Wall Street preveían hasta ahora que el año se cerrara con tipos en el entorno del 4,25%. Pero si el precio del petróleo sigue subiendo, no se descarta que las próximas subidas puedan ser más pronunciadas, de medio punto, y se alcance antes ese nivel previsto.

El incremento de la productividad (3,5% de media en los últimos cinco años) y de la competitividad ha impedido hasta ahora que las empresas repercutan el aumento de los costes de producción en el precio final de los artículos.

Alan Greenspan, en una imagen de archivo.ASSOCIATED PRESS

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