Millares de manifestantes piden en Beirut la independencia
Millares de manifestantes, congregados en la plaza de los Mártires rebautizada como plaza de la Libertad, acogieron ayer con gritos y aplausos las palabras del presidente sirio, Bachar el Asad, anunciando la salida de sus tropas de Líbano. La multitud, que seguía las palabras del líder de Damasco a través de dos grandes pantallas de televisión, agitó banderas libanesas, mientras algunas mujeres rompían en sollozos sin dejar de gritar: "¡Viva Líbano independiente!".
El ambiente de euforia vivido en la concentración de la plaza, que a diario jóvenes ha congregado a jóvenes manifestantes, ...
Millares de manifestantes, congregados en la plaza de los Mártires rebautizada como plaza de la Libertad, acogieron ayer con gritos y aplausos las palabras del presidente sirio, Bachar el Asad, anunciando la salida de sus tropas de Líbano. La multitud, que seguía las palabras del líder de Damasco a través de dos grandes pantallas de televisión, agitó banderas libanesas, mientras algunas mujeres rompían en sollozos sin dejar de gritar: "¡Viva Líbano independiente!".
El ambiente de euforia vivido en la concentración de la plaza, que a diario jóvenes ha congregado a jóvenes manifestantes, se había caldeado varios horas antes gracias a las canciones de la cantante egipcia Feiruz y a una de sus composiciones, Beirut, repetida de forma machacona.
El comité encargado de la movilización, vinculado a la Fundación Hariri, repartió durante toda la mañana pegatinas y lazos azules en los que se podía leer, en inglés, "La verdad": una alusión clara a las investigaciones policiales en torno al asesinato del ex primer ministro. La cadena de televisión y radio del magnate, Futura, participó en la campaña de movilización emitiendo a todas horas un programa sobre los jóvenes protagonistas de la revuelta.
El barrio de Solider, el milagro urbanístico construido por Hariri sobre las ruinas bombardeadas de Líbano en el que se encuentra la plaza de la Libertad, había sido tomado por centenares de soldados y policías, muchos de ellos en traje de combate, apostados en los edificios y comercios más importantes para evitar destrucciones y saqueos.
La euforia y el entusiasmo vividos en el centro de Beirut contrastaba con la indiferencia con la que los barrios musulmanes chiíes del sur de la ciudad acogieron el discurso de Bachar el Asad. En estos barrios, controlados por Hezbolá, viven más de 800.000 personas, aproximadamente la mitad de la población de la capital, que se niegan a participar en la revuelta.