Reportaje:

Un cole para acariciar montañas y valles

El centro de enseñanza de la ONCE Luis Braille, en Sevilla, que se inaugura mañana, atiende a 1.891 alumnos ciegos

Jaime Catena, se sienta delante de un ordenador y presiona unos comandos en el teclado. A cada una, la máquina le responde con una voz metálica de fonemas anglosajones. Jaime, de 18 años, es ciego y la pronunciación robótica de su PC le guía por el sistema operativo. Detrás de él, Mario Talavera, uno de sus profesores del colegio Luis Braille, le ayuda. "Así usa un invidente el ordenador", explica Talavera. Durante la semana, Jaime vive en este colegio de la ONCE en régimen de internado. Allí estudia cuarto de ESO. "Y cuando llega el viernes me voy a Jaén para estar con mi familia

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Jaime Catena, se sienta delante de un ordenador y presiona unos comandos en el teclado. A cada una, la máquina le responde con una voz metálica de fonemas anglosajones. Jaime, de 18 años, es ciego y la pronunciación robótica de su PC le guía por el sistema operativo. Detrás de él, Mario Talavera, uno de sus profesores del colegio Luis Braille, le ayuda. "Así usa un invidente el ordenador", explica Talavera. Durante la semana, Jaime vive en este colegio de la ONCE en régimen de internado. Allí estudia cuarto de ESO. "Y cuando llega el viernes me voy a Jaén para estar con mi familia

Todo huele a nuevo en el centro Luis Braille. Y todo se limpia con esmero. Mañana no puede haber un solo fallo, porque los Duques de Lugo inaugurarán oficialmente las instalaciones que, ya desde el inicio del curso en septiembre, funcionan con normalidad.

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El Colegio Luis Braille no es sólo un centro de enseñanza. Además de servir de centro de Educación Infantil, Básica y Educación Secundaria Obligatoria, sus paredes a estrenar acogen también al Centro de Recursos Educativos, que recibe el mismo nombre del creador del alfabeto táctil para ciegos. Desde este centro se dota de materiales didácticos adaptados a 1.891 alumnos ciegos o con deficiencias visuales, de Andalucía, Extremadura y Ceuta y Melilla

El coordinador del servicio de recursos es José María Durán: "Nuestra misión es abastecer a los niños que se encuentran integrados en los colegios ordinarios. Les dotamos de transcripciones en Braille de los libros de texto utilizados por sus compañeros". El tiempo que se tarda para adaptar estos libros depende. En los que predomina únicamente la letra impresa, un técnico tardará unos tres o cuatro días en pasarlo a Braille o grabarlo en cinta para ser reproducido como libro hablado. "El problema es que en la didáctica,se usan cada vez más los elementos visuales, como mapas, dibujos o gráficos que son muy difíciles de adaptar", explica Durán. "Entonces, se pueden tardar meses en adaptarlos", sentencia.

En el centro trabajan varios técnicos encargados de crear maquetas que sirven de molde para crear las planchas de plástico en relieve que usan los niños invidentes en los colegios. "El ejemplo más claro es el del mapa orográfico de España. En las láminas adaptadas se pueden tocar las montañas, los valles y los ríos", señala Durán.

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Pero los recursos no terminan allí. El papel que juegan las nuevas tecnologías cada vez es mayor. "Los ordenadores son una gran ventana abierta a un mundo de posibilidades", dice Mario Talavera, el profesor de Tiflotecnología de Jaime Catena. ¿Tiflotecnología?. "Así se definen a las herramientas que emplean los ciegos en informática", aclara Talavera. "Un ejemplo es el programa Jaws, que permite, no sólo navegar por el sistema operativo, sino también por Internet", continúa Talavera. "Así puedo mandar mensajes por correo electrónico y incluso hablar por los chats", apunta su alumno Jaime.

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