Rusia y EE UU tratarán de impedir que las armas nucleares caigan en manos terroristas

Washington y Moscú se comprometen a intercambiar información sobre la venta de misiles

Rusia y EE UU trabajarán por mejorar la seguridad de sus instalaciones nucleares y reforzarán la lucha antiterrorista, informándose mutuamente en el futuro de las ventas de equipos de misiles portátiles de defensa antiaérea, según los acuerdos concertados ayer al filo de la cumbre entre el presidente de EE UU, George W. Bush, y su colega ruso, Vladímir Putin. El resultado de la cita, en el castillo de Bratislava, a la orilla del Danubio, fue limitado, pero nadie esperaba más e incluso había quien esperaba mucho menos de esta primera reunión bilateral desde que Bush fue elegido por un segundo m...

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Rusia y EE UU trabajarán por mejorar la seguridad de sus instalaciones nucleares y reforzarán la lucha antiterrorista, informándose mutuamente en el futuro de las ventas de equipos de misiles portátiles de defensa antiaérea, según los acuerdos concertados ayer al filo de la cumbre entre el presidente de EE UU, George W. Bush, y su colega ruso, Vladímir Putin. El resultado de la cita, en el castillo de Bratislava, a la orilla del Danubio, fue limitado, pero nadie esperaba más e incluso había quien esperaba mucho menos de esta primera reunión bilateral desde que Bush fue elegido por un segundo mandato.

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Los dos dirigentes se embarcaron incluso en disquisiciones filosóficas públicas sobre la democracia, tras haber discutido sobre ello previamente sin testigos. Lo dicho por ambos en su conferencia de prensa final no aportaba, sin embargo, gran cosa a quienes creen que el tema debería figurar de forma destacada en la relación ruso-norteamericana. Al contrario, Putin concluyó la comparecencia conjunta ante la prensa afirmando que, a su juicio, el debate sobre la democracia no debería ocupar el lugar central en la relación estratégica de EE UU y Rusia.

Bush, con todo, podía volver tranquilo a su país y con argumentos ante los dos senadores republicanos que piden la expulsión de Rusia del club del G8. Bush había cumplido su promesa de plantear el tema de la democracia al líder del Kremlin. A juzgar por lo que dijo, el presidente norteamericano quedó satisfecho. "Pienso que puedo creer al señor Putin. En estos cuatro años pude convencerme de que si este hombre dice algo, lo cumple", dijo.

"En los últimos 15 años, Rusia consiguió un enorme progreso. Es una transformación sorprendente para el país y yo aplaudo al presidente Putin por cómo dirige el país y realiza la transformación. Es un trabajo muy difícil", señaló Bush, y manifestó también que había expresado a Putin sus preocupaciones por la libertad de prensa, la defensa de los derechos de las minorías y la oposición política.

El líder ruso consideró que la preocupación de su interlocutor era infundada, insistió en su compromiso con la democracia y dijo que su país no tenía intención de desviarse de este camino. "No vamos a inventar ninguna democracia rusa. Vamos a mantener los principios democráticos que se han establecido en todo el mundo civilizado", afirmó, para agregar después que "todas las instituciones y principios de la democracia deben ser adecuados al desarrollo actual de la sociedad rusa, a su historia y a sus tradiciones". Putin subrayó, sin embargo, que "la introducción de la democracia no debe ir acompañada de la desintegración del Estado y el empobrecimiento del pueblo".

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La posibilidad de seguir cooperando en materia de seguridad y de seguir filosofando en temas de organización política del Estado fueron el resultado mixto del encuentro de Bratislava. Ambos líderes coincidieron también en que Corea del Norte e Irán no deben convertirse en potencias nucleares. Seguían, sin embargo, discrepando en lo que se refiere a la cooperación de Moscú en el programa nuclear civil de Teherán. Los comunicados conjuntos emitidos hacen referencia a la la cooperación en materia de seguridad nuclear, a la cooperación en temas energéticos y al ingreso de Rusia en la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Ambos países se han comprometido a mejorar los niveles de protección de sus instalaciones nucleares para contrarestar la evolución de la amenaza terrorista y crearán un grupo de trabajo bilateral. Entre otras cosas, éste trabajará para sustituir el uranio que ahora utilizan los reactores de investigación fabricados por empresas rusas y norteamericanas por uranio de bajo enriquecimiento, es decir, un combustible que no pueda ser utilizado para fines militares.

En materia de seguridad, las instalaciones nucleares de ambos países "cumplen con las exigencias actuales". Con esta frase del comunicado conjunto podían respirar tranquilos los representantes del Kremlin, que en días precedentes habían temido que EE UU insistiera en cuestionar la seguridad de sus instalaciones nucleares.

Cooperación energética

En lo que se refiere a la cooperación energética, los ministros de Energía y Comercio de ambos países tratarán de intensificar el diálogo, que tras empezar con mucho entusiasmo ha quedado prácticamente estancado tras los problemas sufridos por la petrolera Yukos. Los presidentes apoyaron el desarrollo del sistema de oleoductos rusos a fin de crear condiciones para el aumento de suministros energéticos también al mercado norteamericano. A este mercado van dirigidos asimismo los esfuerzos para desarrollar la producción de gas licuado ruso, que apoyaron ayer ambos líderes.

En lo que se refiere a la OMC, Washington y Rusia acelerarán las negociaciones bilaterales con el fin de que Moscú pueda ingresar este año en la organización. El mismo objetivo se ha propuesto Ucrania, que da especial importancia a ingresar antes que Rusia en la organización. De conseguirlo, Rusia debería negociar bilateralmente con Ucrania sus condiciones de ingreso.

George W. Bush (izquierda) y Vladímir Putin, ayer en Bratislava.REUTERS

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