Las familias del edificio contiguo al socavón tendrán pisos en el Carmel

En la asamblea informativa de ayer por la mañana en el hotel Alimara, donde se alojan 146 de los afectados por el hundimiento del Carmel, hubo un conato de motín. En general, los vecinos se sienten bien tratados por las autoridades, pero reclaman más información. Fue precisamente el ansia de conocer detalles de la situación en el barrio lo que, de forma espontánea, les llevó a exigir ayer la presencia de altos cargos municipales.

La firme actitud surtió efecto, y a la una del mediodía se presentaron en el hotel el teniente de alcalde y concejal de Urbanismo del Ayuntamiento, Xavier Casa...

En la asamblea informativa de ayer por la mañana en el hotel Alimara, donde se alojan 146 de los afectados por el hundimiento del Carmel, hubo un conato de motín. En general, los vecinos se sienten bien tratados por las autoridades, pero reclaman más información. Fue precisamente el ansia de conocer detalles de la situación en el barrio lo que, de forma espontánea, les llevó a exigir ayer la presencia de altos cargos municipales.

La firme actitud surtió efecto, y a la una del mediodía se presentaron en el hotel el teniente de alcalde y concejal de Urbanismo del Ayuntamiento, Xavier Casas; la concejal del distrito de Horta-Guinardó, Elsa Blasco, y un responsable del cuerpo municipal de bomberos. Sus explicaciones, las mismas que proporcionaron a los medios de comunicación, se prolongaron a lo largo de casi dos horas. No hubo respuesta a la pregunta del millón: la de cuándo podrán volver a sus casas, pero al finalizar la reunión los vecinos estaban más tranquilos. Además, los altos cargos escucharon al menos dos reivindicaciones de los afectados. Primera, que a la hora de volver les garanticen la seguridad de sus viviendas por escrito, una petición que procede de los vecinos que tienen grietas en casa. Y segunda, que habiliten una oficina de reclamaciones para posibles daños económicos. Uno de los que más comentan los vecinos es si recuperarán el importe de los alimentos frescos que tenían en sus casas, teniendo en cuenta que la electricidad lleva tres días cortada.

Por la tarde, voluntarios de Cruz Roja habilitaron una sala del hotel como espacio de juegos. Pero los chavales prefirieron entretenerse correteando por los pasillos y dando vueltas a la puerta giratoria del hotel, poniendo a prueba la paciencia de los recepcionistas.