Entrevista:Joaquín Almunia | Comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios

"España sigue perdiendo competitividad"

Joaquín Almunia (Bilbao, 1948), el comisario español al frente de la cartera de Asuntos Económicos y Monetarios, está dedicado estas semanas a uno de los principales objetivos de la UE para este año: la reforma del controvertido Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Es optimista, aunque Alemania, Francia e Italia mantienen aún las espadas en alto. En su nuevo despacho de Bruselas, en el renovado edificio Berlaymont, histórica sede de la Comisión, Almunia valora la situación económica española, aunque destaca la sombra de la burbuja inmobiliaria.

Pregunta. ¿Cuál es el estado de las ...

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Joaquín Almunia (Bilbao, 1948), el comisario español al frente de la cartera de Asuntos Económicos y Monetarios, está dedicado estas semanas a uno de los principales objetivos de la UE para este año: la reforma del controvertido Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Es optimista, aunque Alemania, Francia e Italia mantienen aún las espadas en alto. En su nuevo despacho de Bruselas, en el renovado edificio Berlaymont, histórica sede de la Comisión, Almunia valora la situación económica española, aunque destaca la sombra de la burbuja inmobiliaria.

Pregunta. ¿Cuál es el estado de las negociaciones sobre la reforma del Pacto?

Respuesta. Soy optimista y creo que en marzo habrá un acuerdo. Hay todavía cuestiones difíciles encima de la mesa, pero otras ya están claras: todos están convencidos de la necesidad de mejorar la aplicación del Pacto con más racionalidad y de que el acuerdo es imprescindible para poner al día la estrategia de Lisboa [más crecimiento y más empleo] con una actualización de las reglas que rigen la disciplina presupuestaria.

"España es un buen ejemplo de que la política presupuestaria no ahoga las posibilidades de crecimiento"
"Soy optimista y creo que en marzo habrá acuerdo sobre la reforma del Pacto de Estabilidad"
"Si hay una zona del mundo que tiene sus finanzas bajo control, ésa es la zona euro"
"El encarecimiento de la vivienda no es sostenible en el tiempo y hay que procurar que se reconduzca"
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P. Hay tres grupos de países: uno, mayoritario, que sostiene las propuestas de la Comisión. Otro no desea grandes cambios, pero podría aceptar reformas. Y un tercero, reducido pero de gran peso (con Alemania, Francia e Italia), que desea reformas profundas.

R. Sí, pero desde noviembre pasado las posiciones han ido aproximándose para conseguir un Pacto renovado, más eficaz y más creíble.

P. ¿Cuáles son las principales discrepancias?

R. Algunas derivan de las situaciones particulares. Italia es reticente a que haya una especial vigilancia sobre la deuda pública porque es, junto con Grecia, el país con más deuda. El elemento más difícil es la pretensión de algunos, como Alemania, Francia o Italia, de excluir partidas de gasto público del cómputo del déficit.

P. La Comisión siempre se ha opuesto a esa hipótesis.

R. Si esos países mantuvieran esas tesis hasta el final, el acuerdo no es posible. Habrá una mayoría de países que se opondrán porque excluir algunas partidas de gasto es lo mismo que modificar el techo del 3% de déficit establecido en el Tratado de la UE.

P. La influencia de esos tres países, las principales economías de la zona euro, es muy elevada.

R. Juntos pueden organizar una minoría de bloqueo en el Consejo, pero aquí hablamos de una cuestión que debe ser acordada por unanimidad y, por mucho que esos países se empeñaran en mantener sus tesis, otros se negarán a desnaturalizar el Pacto. Por eso, no habrá posiciones irreductibles por parte de nadie. El consenso se establecerá sobre la necesidad de considerar la relación entre la disciplina presupuestaria y las políticas favorables al crecimiento, pero sin romper el Pacto.

P. ¿Discute alguien aún los límites del 3% de déficit y el 60% de deuda?

R. No, salvo que se admitiera excluir algunos gastos.

P. Sigue abierta también la discusión sobre qué deben considerarse circunstancias excepcionales al aplicar o no los mecanismos sancionadores del Pacto.

R. Sí. Se debate qué debe entenderse por recesión económica, por ejemplo. Una mayoría prefiere incluir a un país en el procedimiento por déficit excesivo por el simple hecho de que su déficit supere el límite del 3% del PIB y, a cambio, jugar más con los plazos de ajuste.

P. España es uno de los estrictos cumplidores del Pacto, pero ahora son los promotores de la norma, Alemania y Francia, los que le dicen que hay que cambiar las reglas.

R. España es un buen ejemplo de que la política presupuestaria no ahoga las posibilidades de crecimiento. Cuando se consigue un crecimiento razonable y mantenido, con generación de empleo, se tienen más posibilidades de cumplir las reglas fiscales.

P. Ahora hay una decena de países que incumplen el Pacto.

R. Sí, pero si hay una zona del mundo que tiene sus finanzas públicas bajo control, ésa es la zona euro. El problema es que nos hemos quedado atrasados en la otra parte del Pacto: en el crecimiento sostenido.

P. Es el proceso inverso al de EE UU.

R. A veces se dice de forma simplista que EE UU crece más porque tiene más déficit. No. Crece más porque, en los noventa, hizo un esfuerzo tremendo en el impulso de las nuevas tecnologías y la consolidación fiscal con un superávit muy importante. Y ahora está viviendo de las rentas, pero el modelo se está agotando y una prueba es la debilidad del dólar. Sus desequilibrios nos preocupan a todos.

P. Como preocupa el escaso potencial europeo de crecimiento.

R. Los problemas económicos que tienen algunos países europeos no se derivan de la política fiscal, sino de sus problemas estructurales. Dentro de la zona euro, hay países con déficit y otros con superávit. Y no crecen más los que tienen déficit, sino más bien lo contrario. El origen del escaso crecimiento está en la falta de inversión, de innovación, de reformas estructurales, en el exceso de regulaciones, en el escaso apoyo a la formación de los trabajadores...

P. Y en los últimos meses también en el alto precio del petróleo, la fortaleza del euro...

R. El bajo crecimiento era anterior.

P. Pero se ha producido también un leve frenazo en la iniciada recuperación.

R. Pero en la zona euro existen ya todas las condiciones para que se produzca esa recuperación: tipos de interés históricamente bajos, condiciones de financiación muy razonables, estabilidad de precios creíble... En 2005 viviremos una recuperación, aunque es cierto que mi apuesta era más fuerte en octubre porque el petróleo y euro fuerte han amortiguado un poco mi optimismo. Pero la tasa de crecimiento de 2005 puede ser al menos igual a la de 2004.

P. El problema sigue siendo Alemania. ¿Por qué crece tan poco?

R. Alemania es un tercio de la zona euro y su bajo crecimiento preocupa a todos. Hay una enorme dificultad para que aumente la demanda interna. Los ciudadanos alemanes no se lanzan a consumir.

P. ¿Cómo se analiza la situación de España desde Bruselas?

R. Por parte de muchos, se ve con envidia. España crece por encima de la media europea y nuestro nivel de renta por habitante está, sobre todo tras la ampliación, muy cerca de la media.

P. Pero la Comisión suele apuntar siempre algunas sombras.

R. En 2005, España crecerá el 2,6%, aunque las autoridades españolas creen que incluso puede ser mayor. Pero a medio y largo plazo sí se ven problemas.

P. ¿Cuáles?

R. El recalentamiento en el sector de la vivienda, por ejemplo. El ritmo de construcción es muy intenso y, pese al aumento de la oferta, los precios baten récords casi mundiales, aunque no responden a una evolución racional de los costes, sino a una apropiación por parte de constructores y promotores de la renta que los posibles compradores tienen gracias a las buenas posibilidades de endeudarse. Cuando se ve el volumen hipotecario y se compara con las subidas de precios de las viviendas, hay una relación evidente. Ése no es un proceso sostenible en el tiempo y hay que procurar que se reconduzca a una evolución normal de la forma menos dañina posible para los intereses de las familias que se han endeudado con un peso cada vez mayor sobre la renta familiar.

P. La segunda nube es la baja competitividad.

R. Sí, derivada de un aumento de los costes laborales, no tanto por los aumentos salariales como por la escasa productividad. Eso refleja un insuficiente esfuerzo en innovación y en el uso de las nuevas tecnologías. La educación, la formación y la investigación constituyen la apuesta de futuro mejor que puede hacer la economía española. España sigue perdiendo competitividad y ese proceso no debe prolongarse en el tiempo.

P. España será el país al que más cara le saldrá la ampliación de la UE.

R. La presidencia actual de la UE ha dicho que la clave de las negociaciones debe ser que no haya ningún país que se sienta especialmente perjudicado en los esfuerzos derivados de la ampliación. Hoy, muchos de los países entienden a España cuando argumenta que no puede ser el único Estado que financie la ampliación.

P. ¿Y cómo marcha el expediente de Izar en la Comisión?

R. La Comisión adoptó sus decisiones el año pasado. El Gobierno español envió su plan de ajuste, y ahora Competencia tiene que definir si es conforme o no con los criterios de la Comisión. Espero que haya una decisión definitiva y que sea positiva.

El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, en una imagen de archivo.GARCÍA CORDERO

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