Reportaje:CRÓNICA EN VERDE

Todos contra el ruido

Se multiplican las iniciativas ciudadanas orientadas a combatir la contaminación acústica

Resulta llamativo encontrar páginas web, como la que se organiza en www.ruidos.org, donde, de forma clara, sistematizada y fiable, se recopilan múltiples recursos para que los ciudadanos puedan defenderse de la contaminación acústica. Normativas de toda España y de todas las administraciones, sentencias de los tribunales, recortes de prensa, asesoría jurídica, estudios, informes, guías o enlaces a colectivos implicados en esta lucha, son algunos de los muchos contenidos que reúne esta web, sin ánimo de lucro, que hace algún tiempo puso en marcha la asociación Granada contra el ruido.

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Resulta llamativo encontrar páginas web, como la que se organiza en www.ruidos.org, donde, de forma clara, sistematizada y fiable, se recopilan múltiples recursos para que los ciudadanos puedan defenderse de la contaminación acústica. Normativas de toda España y de todas las administraciones, sentencias de los tribunales, recortes de prensa, asesoría jurídica, estudios, informes, guías o enlaces a colectivos implicados en esta lucha, son algunos de los muchos contenidos que reúne esta web, sin ánimo de lucro, que hace algún tiempo puso en marcha la asociación Granada contra el ruido.

La iniciativa se ha convertido en un referente a escala nacional y pone de manifiesto la importancia que el ruido ha cobrado dentro de las preocupaciones de los ciudadanos, sobre todo por el desamparo que muchos manifiestan ante la pasividad de las diferentes administraciones. Este fenómeno lo corrobora el último Ecobarómetro andaluz, donde el ruido figura, al igual que en años anteriores, como la principal preocupación ambiental de los ciudadanos.

No es casual que Granada sea el epicentro de estos nuevos movimientos sociales, puesto que, como demuestra un estudio realizado por la universidad a petición del propio ayuntamiento, esta es la ciudad más ruidosa de Andalucía y, posiblemente, una de las más ruidosas de España. El 76 % de los granadinos, aseguran los especialistas universitarios, soporta ruidos claramente perjudiciales para la salud, puesto que rebasan los 65 decibelios, porcentaje muy por encima de la media europea que se sitúa en torno al 20 %.

El de Granada no es un caso aislado, como pone de manifiesto el análisis de los niveles de ruido en ciudades andaluzas de más de 50.000 habitantes, trabajo que, durante el periodo 1992-1998, llevó a cabo la Consejería de Medio Ambiente. Tomando como referencia diferentes índices, que expresan el nivel de contaminación acústica en determinados periodos de tiempo, Granada es la única capital que aparece en todos estos índices por sus elevados registros de ruido, aunque junto a ella también figuran otras ciudades que rebasan los 66 decibelios (dBA), registrados como media en 24 horas. Así ocurre en Almería, Cádiz o Córdoba, que anotan, como Granada, 67 decibelios, o en la La Línea de la Concepción (Cádiz), que marca el máximo (68 DBA) dentro de este apartado.

Para hacerse una idea del impacto que este contaminante tiene en la calidad de vida, suele utilizarse un baremo en el que se considera que los ciudadanos apenas se quejan de este factor cuando el LEQ (Nivel Sonoro Continuo Equivalente, o ruido ambiental) se sitúa en 50 decibelios. Si el LEQ es de 65 dBA, los afectados que confiesan sentirse muy molestos se eleva ya hasta el 20 % de la población expuesta, y si el nivel de ruido ambiental supera los 75 dBA la nómina de ciudadanos que ven perturbados su descanso, comunicación o concentración rebasa el 50 %. Las medias obtenidas en las ciudades más ruidosas de la región rozan los 70 dBA y, en algunos casos, llegan a anotarse picos de más de 80 dBA.

Podría pensarse que este es un problema exclusivo de las capitales o de aquellos municipios de cierto tamaño, pero los estudios que se han llevado a cabo en localidades andaluzas de entre 5.000 y 20.000 habitantes ponen de manifiesto que el ruido, en niveles que superan lo tolerable, también está presente en ellas. Niveles de ruido ambiental, medidos en periodos de 24 horas, que superan los 65 dBA se han certificado en numerosos municipios, entre los que se encuentran, por ejemplo, Moguer, en Huelva; Olvera, en Cádiz; Montefrío, Alhama y Armilla, en Granada; Bailén, Jódar, Marmolejo, Mengíbar y Pozo Alcón, en Jaén; Aznalcóllar, Benacazón, Brenes, Osuna y Villaverde del Río, en Sevilla; Fernán Nuñez, Montoro y Nueva Carteya, en Córdoba. Los datos referidos a la provincia de Málaga aún no están disponibles.

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Curiosamente, donde el problema del ruido parece más acusado es en las ciudades andaluzas de tamaño medio, aquellas que se sitúan entre los 20.000 y los 50.000 habitantes. Las mediciones efectuadas por la Consejería de Medio Ambiente registran en algunas de estas localidades, como es el caso de Chiclana de la Frontera (Cádiz) o Lebrija (Sevilla), niveles de contaminación acústica que superan, de media diaria, los 68 dBA. Las menos ruidosas en este apartado parecen ser Camas (62 dBA, Sevilla) y Puente Genil (63 dBA, Córdoba).

Precisamente en Chiclana, las autoridades municipales han iniciado una auténtica cruzada contra los "coches discoteca", vehículos que transitan por la vía pública con la música a todo volumen, sobre todo en horario nocturno. En estos casos la policía local ha llegado a precintar, desde finales de octubre, los equipos de sonido de más de una docena de automóviles, y se han propuesto multas de 150 euros para cada uno de los propietarios.

El Ayuntamiento de Estepona (Málaga) ha anunciado que procederá de idéntica manera y que, llegado el caso, inmovilizará el vehículo, medida que también aplicará la policía local de Granada en el caso de las motos que superen el nivel de decibelios permitido en las ordenanzas municipales.

Éstas y otras medidas similares se amparan en el nuevo reglamento de protección contra la contaminación acústica en Andalucía. Sin embargo, las asociaciones ciudadanas siguen pensando que el problema no radica en la legislación, más que suficiente, sino en la voluntad de hacerla cumplir y en la disposición de medios para acometer las disposiciones de control y disciplina.

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