La heredera de Balerdi deposita su legado en el Bellas Artes de Bilbao

Una exposición reúne parte de la donación de tres óleos, tres tizas y 2.375 obras sobre papel

Hilde Koch, heredera del pintor Rafael Ruiz Balerdi, (San Sebastián, 1934-Altea, 1992) ha donado al Museo de Bellas Artes de Bilbao tres óleos, tres obras realizadas con tiza y una colección de 2.375 piezas sobre papel, que incluye dibujos, acuarelas y grabados, y ha dejado en depósito por un plazo de 20 años otras 240 pinturas. El museo contaba ya con cinco óleos del autor -entre ellos Gran jardín, una de las mayores y más elaboradas telas del artista, realizada entre 1966 y 1974- otras 24 obras sobre papel y una película de animación del "más importante [ejemplo] de la abstracción vas...

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Hilde Koch, heredera del pintor Rafael Ruiz Balerdi, (San Sebastián, 1934-Altea, 1992) ha donado al Museo de Bellas Artes de Bilbao tres óleos, tres obras realizadas con tiza y una colección de 2.375 piezas sobre papel, que incluye dibujos, acuarelas y grabados, y ha dejado en depósito por un plazo de 20 años otras 240 pinturas. El museo contaba ya con cinco óleos del autor -entre ellos Gran jardín, una de las mayores y más elaboradas telas del artista, realizada entre 1966 y 1974- otras 24 obras sobre papel y una película de animación del "más importante [ejemplo] de la abstracción vasca", en palabras del director de la pinacoteca bilbaína, Javier Viar.

Koch precisó que decidió depositar las piezas en el Museo de Bellas Artes para que sean conservadas "bajo la tutela de Viar", autor de la catalogación de la obra de Ruiz Balerdi. La llegada del legado del artista se ha celebrado con una exposición, que ayer fue inaugurada con una selección de medio centenar de las obras donadas.

Viar explicó que la muestra representa la evolución creadora del autor y permite "seguir al milímetro una carrera llena de sorpresas". Ruiz Balerdi fue uno de los fundadores del grupo Gaur, de la Escuela Vasca en 1966.

La muestra comienza con los lienzos pintados bajo la influencia del cubismo y la obra geométrica de los años 50, límites en los que se sitúa la pieza Geométrico oscuro I (1956). Las obras seleccionadas revelan cómo Ruiz Balerdi derivó posteriormente hacia la abstracción lírica y en 1960 entró en el informalismo para avanzar hacia pinturas de gran cromatismo.

En el punto central de la exposición se ha situado la pintura Maraña I (1960), una pieza emblemática por su influencia en la corriente del informalismo caligráfico en el arte vasco. Viar recordó que Balerdi fue un gran dibujante que nunca dejó de tomar apuntes de la realidad y de realizar retratos de amigos y personas que se ganaron su admiración, como el filósofo indio Sri Aurobindo.

Acuarelas y dibujos

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Las acuarelas y el dibujo tuvieron su protagonismo en la carrera del autor. Su obra sobre papel, con frecuencia marcada por un sesgo surrealista, permaneció aislada de los trabajos realizados al óleo hasta mediada la década de los 80. Entonces, en el momento más fértil de su vida, comenzó a establecer una correspondencia entre los dibujos y las pinturas. Las obras realizadas con tizas, en cambio, pertenecen al período comprendido entre 1975 y 1985.

Balerdi murió a los 57 años a consecuencia de las quemaduras sufridas en un accidente doméstico. Viar recordó ayer la personalidad de un pintor constante y obsesivo, que repetía sus trabajos con pequeñas variaciones. La abundancia del legado ha sido posible gracias a su perseverancia en la conservación de las obras. Influenciado por la filosofía oriental, el pintor guardaba hasta el más humilde de sus dibujos, señaló Viar, porque "consideraba por igual todas las obras porque procedían del mismo lugar mental".

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