LA INMIGRACIÓN POR DISTRITOS | Villa de Vallecas

Tocado por el 11-M, pero sin papeles

La mañana del 11 de marzo, Ionel Tudorache, rumano de 30 años, estaba en el tren que explosionó en Atocha. Iba a bajarse en Recoletos para ir a su trabajo en una obra cercana. "Las luces se apagaron, el suelo comenzó a vibrar, la gente gritaba y había muertos por todas partes", recuerda todavía conmocionado este vecino del barrio de Santa Eugenia.

Su primera reacción fue huir, pero en lugar de dirigirse hacia la estación de Atocha, lo hizo en sentido contrario. Aturdido, fuera de sí, siguió a un grupo de personas que se dirigían por las vías del tren hacia el túnel por el cual minutos a...

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La mañana del 11 de marzo, Ionel Tudorache, rumano de 30 años, estaba en el tren que explosionó en Atocha. Iba a bajarse en Recoletos para ir a su trabajo en una obra cercana. "Las luces se apagaron, el suelo comenzó a vibrar, la gente gritaba y había muertos por todas partes", recuerda todavía conmocionado este vecino del barrio de Santa Eugenia.

Su primera reacción fue huir, pero en lugar de dirigirse hacia la estación de Atocha, lo hizo en sentido contrario. Aturdido, fuera de sí, siguió a un grupo de personas que se dirigían por las vías del tren hacia el túnel por el cual minutos antes había pasado la locomotora con las bombas. Pudo salir después de recorrer unos metros, según cuenta, por una de las escalerillas de emergencia del túnel. "Sólo pensaba en lo afortunado que era porque estaba vivo".

De aquel momento ya han pasado nueve meses. Las pesadillas que lo atormentaron durante semanas, tiempo en el que ni comía ni dormía, el miedo y la desconfianza en todo lo que le rodeaba y el sentimiento de impotencia. "Todos éramos gente trabajadora, no hay derecho", recuerda este inmigrante.

Pero todo sigue presente en su día a día: Ionel no ha conseguido ni el permiso de residencia ni el de trabajo, como el Gobierno prometió a los extranjeros sin papeles afectados por los atentados. "Yo sólo tuve una herida en la pierna, y había gente muriéndose. No fui al médico porque había gente que estaba mucho más grave que yo, y no me parecía justo". Presentó junto a su solicitud un informe psicológico.

Pero la situación no está clara, y aunque el hombre, que lleva tres años en Madrid en situación irregular, tiene testigos, "sospechan" de él. Ionel ha tenido que dar explicaciones en tres ocasiones en la Audiencia Nacional, algo que le preocupa: "Que me dejen en paz". Cuenta que no quiere indemnizaciones monetarias, "ese dinero debe ser para los que perdieron a su familia o están graves", pero sí conseguir la documentación. "He demostrado que soy honrado y trabajador y que sólo quiero un futuro aquí", sentencia.

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