Boadella centra sus retablos en los "cretinos contemporáneos"

Els Joglars estrena en Madrid unas variaciones sobre Cervantes

El retablo de las maravillas. Cinco variaciones sobre un tema de Cervantes es el espectáculo con el que Els Joglars y su siempre incisivo director, Albert Boadella, aterrizan hoy en el teatro Albéniz de Madrid. Se han puesto en la piel de Cervantes, como si viviera hoy, para reproducir retablos contemporáneos de "cretinos y pícaros del mundo de la política, la religión, el arte abstracto y la gastronomía".

El espectáculo, que permanecerá hasta el 9 de enero en el teatro Albéniz, gira en torno a la duda, la picaresca y los complejos, según cuenta Boadella. Temas todos ellos...

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El retablo de las maravillas. Cinco variaciones sobre un tema de Cervantes es el espectáculo con el que Els Joglars y su siempre incisivo director, Albert Boadella, aterrizan hoy en el teatro Albéniz de Madrid. Se han puesto en la piel de Cervantes, como si viviera hoy, para reproducir retablos contemporáneos de "cretinos y pícaros del mundo de la política, la religión, el arte abstracto y la gastronomía".

El espectáculo, que permanecerá hasta el 9 de enero en el teatro Albéniz, gira en torno a la duda, la picaresca y los complejos, según cuenta Boadella. Temas todos ellos que emanan de la obra cervantina, aunque el director catalán ha traído los retablos a los tiempos actuales: "Los clásicos están para ser violados y, si se puede, ensalzarlos", señaló.

El retablo de las maravillas se estrenó hace 10 meses en Sevilla. A Madrid llega con algún cambio que Boadella se ha visto obligado a incorporar tras los cambios políticos recientes: "La realidad no la podemos superar, siempre tiene mucha más fuerza, somos simples iluminadores de determinadas sombras, pero es cierto que teníamos preparadas las variantes posibles para incorporarlas al espectáculo".

El director catalán trabaja con su grupo habitual de actores. Ramón Fontseré (premio Nacional de Teatro 2002), Jesús Agelet, Pilar Sáenz, Dolors Tuneu, Xavier Boada, Pep Vila, Minnie Marx y Xavi Sais. Estos actores, que abordan medio centenar de personajes, son con los que Boadella se encierra, a la hora de montar un espectáculo, durante seis meses en su famosa cúpula situada en la falda de los Pirineos. "Y no rompemos la tradición de que los jóvenes actores aprendan de los veteranos, aunque hoy el teatro promociona el sistema contrario", dice.

Boadella ha partido de la base sobre la que Cervantes asienta su entremés, que no es otra que el hecho de que ciertos individuos son capaces de declarar como verdad algo que todos saben que es una manifiesta mentira.

Esta trama, cuyo origen se encuentra en una leyenda oriental y que fue utilizada, además de por Cervantes, por Andersen (El traje del emperador), Jerzy Kosinski (Desde el jardín) o Peter Sellers (Bienvenido, Mister Chance) le ha servido a Boadella para arremeter contra los que él califica de acomplejados.

El director dice que los medios de comunicación ofrecen a diario grandes cantidades de retablos llenos de engaños, con los que una enorme masa comulga ciegamente. Los temas escogidos son los que cree que a Cervantes, de vivir hoy, no se le hubieran escapado.

Son varios los personajes del siglo XVI que traslada a la época actual con el fin de reproducir esas situaciones de falsa realidad consentida. Los fantasmas con los que ahora se enfrentan son, entre otros, el arte vanguardista y abstracto; la cocina experimental "o la epidemia de genios de la gastronomía que venden la nada lo que nos lleva a pensar si son genios o cretinos"; la religión y la política, "donde mostramos cómo se construye un político y cómo un menguado mental llega a las máximas instancias de un país". Todo trufado con un personaje casi permanente que se llama José María y con un retablo de Cervantes.

"La lectura moral de estas instituciones puede hacerse desde ópticas opuestas; podemos culpabilizar a los protagonistas de los embustes, o por el contrario, responsabilizar a los acomplejados que se dejan engañar voluntariamente, y, por tanto, contribuyen al éxito del estafador", dice Boadella, quien en cualquier caso no pretende atacar ni responsabilizar a los pícaros, sino "a los acomplejados que por no ser cuestionados por la gente dicen ver lo que no ven".

Respecto a su lectura de los retablos, dice: "La única diferencia que nos separa hoy de Cervantes es que, en la actualidad, el genio literario no hubiera dado abasto al satirizar tanta estupidez sacralizada y pagada por el contribuyente; no olvidemos que hoy hay muchos más cretinos que en su época".

Una escena de El retablo de las maravillas de Els Joglars.JORDI BOVER

Un hidalgo femenino

Boadella ya ha empezado el proceso que le llevará a estrenar el invierno que viene un espectáculo inspirado en el Quijote que formará parte de los actos que la Comunidad de Madrid tiene previsto celebrar con motivo del IV centenario de la edición de esta obra.

Lo que sí tiene claro Boadella es que no piensa reproducir el prototipo acostumbrado: "No voy a someterme a la competencia desleal con Cervantes; sería como copiar Las meninas, siempre estaría por debajo". Y añade: "Es posible que me separe de la línea central o incluso que haga un Quijote femenino, ya que estoy convencido de que las mujeres son los nuevos quijotes".

Boadella también estrenará en 2005, con sus alumnos del Instituto del Teatro, La Torna, reposición actualizada de su polémico montaje de 1977 por el que sufrió un consejo de guerra.

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