NUEVA ETAPA EN ORIENTE PRÓXIMO

Niños con pistolas de juguete y fusiles auténticos

Las niñas de la ciudad de Gaza presentaban ayer sus mejores galas y sus bolsitos nuevos durante la festividad de Al Aid, que pone punto final al mes sagrado musulmán del Ramadán. En esta fiesta, los mayores van a las casas de sus familiares y reparten dinero a los menores. Los niños empuñaban sus flamantes sables, pistolas y metralletas de plástico.

"No ha habido manera de que mi hijo se compre otro juguete. Sólo piensa en fusiles. Respiran violencia", comenta acerca de su hijo de cinco años un residente en el campo de refugiados de Yabalia. No se cansan de disparar, de apuntarse y de j...

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Las niñas de la ciudad de Gaza presentaban ayer sus mejores galas y sus bolsitos nuevos durante la festividad de Al Aid, que pone punto final al mes sagrado musulmán del Ramadán. En esta fiesta, los mayores van a las casas de sus familiares y reparten dinero a los menores. Los niños empuñaban sus flamantes sables, pistolas y metralletas de plástico.

"No ha habido manera de que mi hijo se compre otro juguete. Sólo piensa en fusiles. Respiran violencia", comenta acerca de su hijo de cinco años un residente en el campo de refugiados de Yabalia. No se cansan de disparar, de apuntarse y de jugar a matar al odiado israelí.

La víspera, menores que no llegaban a los 10 años portaban verdaderos Kaláshnikov al hombro durante una manifestación en memoria de Yasir Arafat. Se peleaban por recoger los casquillos de las balas disparadas al aire por los grupos de milicianos de los diferentes partidos. Y bromeaban junto a los miembros de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa (Al Fatah), que desfilaban disciplinados entre el desmadre de miles de afligidos palestinos.

En el citado campo de refugiados, situado pocos kilómetros al norte de la capital, los pequeños se acercan al extraño y comienzan a gesticular con los brazos alrededor de la cintura. Poco después se hacen explotar imitando a los suicidas. Algunos de ellos no tienen más de ocho años. Y no paran de reír.

Los quinceañeros fumaban o alquilaban caballos y motocicletas para hacer sus correrías por las calles de Gaza, junto a la sede del Parlamento, en el centro de la ciudad. No están ya para juguetitos. Pero muchos terminarán, de no mediar un improbable acuerdo en este eterno conflicto, en los comandos que patrullan carreteras y fronteras de Gaza las 24 horas del día.

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