OPINIÓN DEL LECTOR

Semana Santa en noviembre

Son las once de la noche. Tras un agotador día de trabajo, mi mujer y yo nos acomodamos en la cama con nuestros respectivos libros, y nos disponemos a leer tranquilos, disfrutando de un silencio que parece exhalar el Parque de Miraflores, sólo quebrado por alguna de esas muchas motocicletas con escape libre a las que se permite circular por Sevilla. Pero al echarme en la cama y abrir el libro advierto que he olvidado en qué época estamos: ha comenzado la Semana Santa en Sevilla, una Semana Santa que durará aproximadamente hasta bien entrado junio del año que viene.

Trompetas, cornetas y...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Son las once de la noche. Tras un agotador día de trabajo, mi mujer y yo nos acomodamos en la cama con nuestros respectivos libros, y nos disponemos a leer tranquilos, disfrutando de un silencio que parece exhalar el Parque de Miraflores, sólo quebrado por alguna de esas muchas motocicletas con escape libre a las que se permite circular por Sevilla. Pero al echarme en la cama y abrir el libro advierto que he olvidado en qué época estamos: ha comenzado la Semana Santa en Sevilla, una Semana Santa que durará aproximadamente hasta bien entrado junio del año que viene.

Trompetas, cornetas y cornetines chirrían violentamente, apuntando notas de ésta o aquélla marcha procesional, y, salvo cuando pasa la moto con su veloz estruendo, los metales se cuelan en nuestra habitación. De nada servirá que pongamos música, porque deberíamos subir el volumen tanto que, al final, mataríamos a la pulga a cañonazos.

Para aliviar mi creciente indignación, sin esperanza alguna, marco el número de la Policía Local, una institución que se dice que existe en Sevilla, y me contestan desde un servicio de emergencia. Un señor, con tono amable y dándome la razón, me informa de que, lamentablemente, la normativa municipal permite a estos devotos músicos tocar hasta las doce de la noche.

Tal vez reúna a algunos amigos y, bien abrigados, montemos algunos ensayos nocturnos ante la residencia de nuestro bienamado alcalde, con el muy sevillano propósito de mantener la tradición roquera de nuestra ciudad. Incluso cantaremos alguna respetuosa canción dedicada a la Virgen, eso sí, sólo hasta las doce de la noche, para que nuestro inteligente corregidor pueda descansar las horas reglamentarias.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En