Barroso cierra la crisis europea con la derecha como única perdedora

La nueva Comisión del político portugués es un puzzle de complejos equilibrios

La crisis en la Comisión Europea ha aireado los difíciles equilibrios de poder en Bruselas. El portugués José Manuel Durão Barroso ha negociado hasta la extenuación con los Gobiernos y el Parlamento Europeo para conformar un equipo capaz de obtener la aprobación de los eurodiputados. Como resultado, el único perdedor de la crisis es la derecha, la familia a la que pertenece el propio Barroso.

De la derecha se esperan votos de castigo contra una nueva Comisión que arrancará con retraso y con la losa que Barroso no ha podido eludir: la polémica comisaria Neelie Kroes a cargo de Competenci...

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La crisis en la Comisión Europea ha aireado los difíciles equilibrios de poder en Bruselas. El portugués José Manuel Durão Barroso ha negociado hasta la extenuación con los Gobiernos y el Parlamento Europeo para conformar un equipo capaz de obtener la aprobación de los eurodiputados. Como resultado, el único perdedor de la crisis es la derecha, la familia a la que pertenece el propio Barroso.

De la derecha se esperan votos de castigo contra una nueva Comisión que arrancará con retraso y con la losa que Barroso no ha podido eludir: la polémica comisaria Neelie Kroes a cargo de Competencia.

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El jueves, el panorama político en Bruselas recordaba los juegos del mundo al revés. Los jefes de Gobierno acababan de avalar por unanimidad la propuesta de Barroso para salir de la crisis que incluía significativas variantes con respecto a lo rechazado por la Eurocámara una semana antes: salían del equipo el machista y homófobo italiano Rocco Buttiglione, del Partido Popular Europeo (PPE), y la letona verde y liberal Ingrida Udre, investigada por financiación irregular de su partido.

En contra de las exigencias del PPE (268 escaños, el más numeroso), se mantienen en la Comisión el socialista húngaro László Kovács, al que simplemente se le cambia de cartera (de Energía, para la que admitió no estar preparado, a Fiscalidad), y la liberal Kroes, cuya idoneidad para Competencia está bajo sospecha por haber pertenecido a decenas de consejos de administración.

"Habríamos preferido más cambios. Lamentamos que los Gobiernos no hayan permitido más margen de maniobra", se quejaba el líder del PPE en la Eurocámara, el alemán Hans-Gert Poettering. "Nos felicitamos por la propuesta. Barroso nos ha hecho amplias concesiones. No lo olvidaremos", argumentaba el líder de los socialistas, el también alemán Martin Schultz. Y es que son los populares europeos los perdedores de la batalla. "Poettering lo ha hecho muy mal; no supo gestionar el problema", asegura un destacado eurodiputado del PPE. Hasta el último momento, este grupo exigió sin éxito la cabeza de Kovács para compensar la caída de Buttiglione o, al menos, como insistían los españoles del PP sin eco alguno, que se pusiera en entredicho la idoneidad del español Joaquín Almunia para Economía. La crisis dentro del grupo conservador puede desembocar en un nutrido voto de castigo salido de sus filas, lo que resulta paradójico si se tiene en cuenta que fue el PPE el que exigió un presidente de Comisión de su familia política una vez ganadas las elecciones europeas de junio.

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Los ganadores han sido los socialistas. Ninguno ha salido tocado. Para la goleada les ha faltado que Barroso cambiara de cartera a Kroes. "Estará bajo estrecha vigilancia", advierte Shulz. "El problema es para Barroso", apunta el español Enrique Barón. No lo hubieran permitido los liberales. Su líder, el británico Graham Watson, la considera "la mejor candidata para el puesto".

Al final, la clave para salir del atolladero ha estado también en el tejado de los Gobiernos. Como el propio Schulz apunta, el más flexible ha sido Silvio Berlusconi, que dejó caer a Buttiglione a condición de quedarse con la valiosa cartera de Justicia y una vicepresidencia. Los Gobiernos húngaro y holandés, sin embargo, se han obstinado en no sacrificar a sus candidatos y, mientras el primero se avino a un cambio de cartera para Kovács, el segundo ha mantenido a Kroes.

Barroso ha podido así rectificar sólo a medias y mantener un complicado equilibrio de poderes de reglas no escritas. De las cinco vicepresidencias existentes, tres son para los grandes países fundadores de la UE (Alemania, Francia e Italia) y dos para pequeños países de sensibilidades muy distintas: Suecia y Estonia. El sur queda bien representado con el propio Barroso. España y Reino Unido, dos países que durante la Comisión Prodi obtuvieron las dos vicepresidencias, se quedan ahora sin ellas, pero con sendas carteras que satisfacen a Madrid y Londres: Economía (Almunia) y Comercio Exterior (Peter Mandelson).

El Parlamento Europeo dará su veredicto el próximo día 18. Todo indica que respaldará ampliamente a Barroso, cuya Comisión, sin embargo, nace herida.

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