La presión fiscal subió tres puntos con los Gobiernos del PP, hasta el 35,8% del PIB

La carga impositiva en España es inferior a la media europea, pero crece con más rapidez

La presión fiscal que soportan los españoles subió tres puntos del producto interior bruto (PIB) entre 1995 y 2003, prácticamente el periodo de gobierno del Partido Popular, según datos publicados ayer por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El dato refleja un resultado distinto al discurso favorable a la rebaja de impuestos sostenido por dicha formación política. Aun así, la presión fiscal en España se sitúa en el 35,8% del PIB y sigue siendo menor que la media europea y hasta cinco puntos por debajo de la media de los 15 países de la UE (antes de la ampliaci...

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La presión fiscal que soportan los españoles subió tres puntos del producto interior bruto (PIB) entre 1995 y 2003, prácticamente el periodo de gobierno del Partido Popular, según datos publicados ayer por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El dato refleja un resultado distinto al discurso favorable a la rebaja de impuestos sostenido por dicha formación política. Aun así, la presión fiscal en España se sitúa en el 35,8% del PIB y sigue siendo menor que la media europea y hasta cinco puntos por debajo de la media de los 15 países de la UE (antes de la ampliación de este año).

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La subida de la presión fiscal española durante los Gobiernos del PP no fue completamente continua: hubo una rebaja de dos décimas en 2001 respecto a 2000, rápidamente recuperada con un salto adelante de seis décimas en 2002 y un incremento de otras dos en 2003, hasta culminar en una presión del 35,8% del PIB en el último año. Hay que precisar que la OCDE entiende por "presión fiscal" la relación entre el PIB y la parte de la riqueza nacional recaudada por las administraciones públicas, lo que comprende los impuestos y las cotizaciones sociales.

Pese a tales subidas, la presión fiscal que se ejerce sobre los españoles se aproxima a la media del conjunto de la OCDE, de la que tiran para abajo países con tasas tan moderadas como Estados Unidos (25,4%) o Corea del Sur (25,5%).

Las diferencias fiscales entre los países de la OCDE conducen al problema de la competitividad internacional entre economías que operan en un mercado globalizado. Sin embargo, el director de política fiscal de la OCDE, Jeffrey Owens, eludió una pregunta comprometedora durante la conferencia de prensa celebrada ayer en París, sede del organismo, en la que se limitó a contestar que no se ha verificado un vínculo directo entre fiscalidad y competitividad. Para demostrarlo alegó los ejemplos de Finlandia, que le parece un país competitivo, con una presión fiscal del 44,9%, y de Estados Unidos, donde la presión fiscal sólo llegó al 25,4% en el último año.

En todo caso, la presión fiscal en España todavía es menor que la media de los países europeos de esta organización. Y sobre todo, resulta inferior en cinco puntos a la de los 15 miembros de la Unión Europea (antes de la reciente ampliación), medida con datos homologados de 2002, porque aún no están disponibles todos los de 2003.

Esa situación se debe a la persistencia de presiones fiscales muy altas en una gran parte de Europa. El 50,8% del PIB en Suecia, el 49% en Dinamarca, el 45,8% en Bélgica, el 44,9% en Finlandia, el 44,2% en Francia, el 43,9% en Noruega y el 43,4% en Italia constituyen datos elocuentes de los países europeos de nuestro entorno. También la de Holanda (38,8%) supera a la española, a pesar de que éste es uno de los Estados que la ha rebajado últimamente. Respecto a las economías más grandes de la UE, el dato más llamativo es que la presión fiscal española ya supera a la británica en cinco décimas.

Los impuestos, que llegaron a representar un 37,2% en 2000 en el conjunto de la OCDE, cayeron al 36,8% en 2001 y al 36,3% en 2002. La bajada tuvo que ver en buena medida con reducciones de la tasa del impuesto de sociedades y del tipo superior del impuesto sobre la renta. Esas caídas estuvieron inducidas por la creciente competitividad fiscal entre países, admitió Owens, que recordó que en algunos Estados europeos la tasa marginal del impuesto sobre la renta ha pasado en dos décadas del 60% al 40%.

Menos aumentos

En general, la OCDE ha verificado una tendencia a frenar las alzas de impuestos en el conjunto de los países que forman parte de esta organización, tras la oleada de aumentos que se produjo en el último cuarto del siglo XX. Las excepciones proceden de los países que partían de tasas bajas, como es el caso de España. Uno de los autores de los informes distribuidos ayer, Christian Valenduc, señaló que se observa una tendencia a usar los mecanismos fiscales para incitar la entrada de personas en el mercado de trabajo y su permanencia en activo.

Los informes de la OCDE dan cuenta de reducciones particularmente importantes de la relación entre impuestos y PIB en Estados Unidos, donde esa proporción bajó un 4,5% entre 2000 y 2003. Otras reducciones significativas se han producido en Finlandia (3,1 puntos), Suecia (3 puntos), Holanda (2,4 puntos), Irlanda (2,2 puntos) y Reino Unido (2,1 puntos).

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