LA INMIGRACIÓN, POR DISTRITOS | Centro

La comunidad china, entre la adaptación y la endogamia

A Wu Chung le gusta vivir en Madrid. "Es guay", asegura sonriente en la puerta de una tienda de Lavapiés. Este joven de 25 años, que llegó de su país natal hace apenas un lustro, ya habla español correctamente.

Según Javier Ruiz, de la Asociación de Vecinos de Lavapiés La Corrala, la comunidad china -una de las más numerosas del distrito, con 2.130 empadronados- va evolucionando lentamente hacia la integración. "Les cuesta mucho aprender el idioma y parecen cerrados, pero simplemente poseen una cultura diferente y funcionan de manera endogámica, ayudándose entre sí para progresar".
...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

A Wu Chung le gusta vivir en Madrid. "Es guay", asegura sonriente en la puerta de una tienda de Lavapiés. Este joven de 25 años, que llegó de su país natal hace apenas un lustro, ya habla español correctamente.

Según Javier Ruiz, de la Asociación de Vecinos de Lavapiés La Corrala, la comunidad china -una de las más numerosas del distrito, con 2.130 empadronados- va evolucionando lentamente hacia la integración. "Les cuesta mucho aprender el idioma y parecen cerrados, pero simplemente poseen una cultura diferente y funcionan de manera endogámica, ayudándose entre sí para progresar".

Esas costumbres "separatistas", sumadas a su monopolio de tiendas de venta al por mayor y a las sumas excesivas que pagan por sus locales en las calles de Juanelo, Embajadores, Cabestreros y Mesón de Paredes -los límites de la Chinatown madrileña-, han alimentado cierta mala fama sustentada en el mito de la mafia.

La Asociación China de España asegura que no existen tales mafias. La entidad centraliza las actividades de la comunidad, pero las ayudas económicas suelen provenir más bien de préstamos entre familias.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En