Cartas al director

¿Hasta cuándo?

Estoy indignada. A pesar de tener 22 años y de no haber vivido, como es obvio, la Guerra Civil española, la posterior dictadura y la transición a la democracia, estoy indignada. Nos llamamos país democrático. Yo no lo creo. Un país democrático no tiene a 30.000 de sus primeros demócratas desperdigados a lo largo de las cunetas de toda su geografía. Un país democrático no posee un callejero tan extenso cuyo fin es el de ensalzar a los verdugos, a los asesinos, a los causantes de 40 años de dictadura, muerte y terror. Un país democrático no olvida a sus muertos, ni a sus vivos, aquellos que luch...

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Estoy indignada. A pesar de tener 22 años y de no haber vivido, como es obvio, la Guerra Civil española, la posterior dictadura y la transición a la democracia, estoy indignada. Nos llamamos país democrático. Yo no lo creo. Un país democrático no tiene a 30.000 de sus primeros demócratas desperdigados a lo largo de las cunetas de toda su geografía. Un país democrático no posee un callejero tan extenso cuyo fin es el de ensalzar a los verdugos, a los asesinos, a los causantes de 40 años de dictadura, muerte y terror. Un país democrático no olvida a sus muertos, ni a sus vivos, aquellos que lucharon por un mundo más justo y libre, por defender una democracia legalmente constituida. Pero aquí, en España, se hace esto y mucho más.

Yo estuve en el homenaje de Rivas. Vi a un puñado de ancianos llorando, enarbolando la bandera tricolor (la elegida democráticamente, por mucho que le pese a algunos), pidiendo que no olvidáramos. Vi a un par de brigadistas, puño en alto, demostrando sin palabras que ellos tampoco olvidan. Y yo, como dice Teresa Forjas (EL PAÍS, 20 de septiembre de 2004), ni perdono ni olvido, y me pregunto: ¿hasta cuándo...?-

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