Los libros no llegan
Va para dos años que en nuestro barrio, Valdebernardo, se construyó una biblioteca municipal y es el caso que todavía están por llegar los libros. Se comprende que este asunto debe parecerle bastante baladí a un alcalde acostumbrado a megaproyectos como los Juegos Olímpicos o el soterramiento de la M-30.
A fin de cuentas, esto de las bibliotecas no sirve para ser portada en la prensa ni para un discurso con proyección internacional. Y, con buen criterio, deben pensar nuestro alcalde y su corte municipal que la gente aficionada a la lectura tiende a ser incomprensiblemente progresista y ...
Va para dos años que en nuestro barrio, Valdebernardo, se construyó una biblioteca municipal y es el caso que todavía están por llegar los libros. Se comprende que este asunto debe parecerle bastante baladí a un alcalde acostumbrado a megaproyectos como los Juegos Olímpicos o el soterramiento de la M-30.
A fin de cuentas, esto de las bibliotecas no sirve para ser portada en la prensa ni para un discurso con proyección internacional. Y, con buen criterio, deben pensar nuestro alcalde y su corte municipal que la gente aficionada a la lectura tiende a ser incomprensiblemente progresista y de un natural insatisfecho, tanto, que no perdemos la esperanza de ver nuestra biblioteca con libros el año menos pensado.