VIOLENCIA EN IRAK

La Conferencia Nacional nace lastrada por la escalada bélica y las disputas políticas

La asamblea de hoy debe nombrar un Parlamento provisional hasta las elecciones de 2005

El proceso político que debe conducir en Irak a la celebración de elecciones en enero de 2005 arranca hoy en Bagdad con la celebración de la Conferencia Nacional, aplazada ya dos veces. Pero la desastrosa situación bélica y la exclusión de representantes de amplios sectores de la población invitan a todo menos al optimismo. De este cónclave surgirá un Parlamento de 100 miembros, cuyas misiones principales serán colaborar en la organización de los comicios y controlar la acción del Gobierno, aunque gran parte de esa Cámara la compondrán dirigentes de los partidos que conforman el Ejecutivo.
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El proceso político que debe conducir en Irak a la celebración de elecciones en enero de 2005 arranca hoy en Bagdad con la celebración de la Conferencia Nacional, aplazada ya dos veces. Pero la desastrosa situación bélica y la exclusión de representantes de amplios sectores de la población invitan a todo menos al optimismo. De este cónclave surgirá un Parlamento de 100 miembros, cuyas misiones principales serán colaborar en la organización de los comicios y controlar la acción del Gobierno, aunque gran parte de esa Cámara la compondrán dirigentes de los partidos que conforman el Ejecutivo.

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El secretismo sobre la asamblea -ayer por la tarde ni siquiera se había anunciado públicamente dónde se celebrará-, el cambalache para designar a los más de 1.000 delegados que asistirán a la reunión, la exclusión de movimientos políticos y tribales con profundas raíces en el país árabe y la ocupación por las tropas internacionales, encabezadas por Estados Unidos, dejan un margen exiguo para que las vías políticas se impongan a corto plazo.

El Parlamento de 100 miembros que salga elegido de la Conferencia Nacional, que en principio se prolongará dos días, tendrá tres cometidos fundamentales: controlar al Ejecutivo del primer ministro interino, Ayad Alaui, para lo que dispondrá del derecho de veto siempre que se sumen dos tercios de los votos de la asamblea. Asimismo podrá promulgar leyes y deberá colaborar en la preparación de las elecciones, previstas para el próximo mes de enero.

Pero la representatividad de esta asamblea es más que dudosa, porque los ausentes, aunque se han autoexcluido, atribuyen al actual Gobierno iraquí del chií Alaui la condición de marioneta de los norteamericanos. El Consejo de Sabios Musulmanes y el Comité de Ulemas, organismos suníes con amplio predicamento en las zonas donde la resistencia a la ocupación ha sido más feroz, y el chií movimiento de Múqtada al Sáder, que dirige la actual rebelión en el sur de Irak, han rechazado participar en la Conferencia Nacional. Los turcomanos aseguran que se trata de una pantomima.

En el verano de 2002 los siete principales partidos firmaron un acuerdo en Washington para aglutinar la oposición a Sadam Husein. Son los que se harán con el control de la Conferencia Nacional: el Movimiento de Demócratas, de Adnan Pachachi; el Acuerdo Nacional Iraquí, presidido por Alaui; el Partido Democrático del Kurdistán, dirigido por Masud Barzani; la Unión Patriótica del Kurdistán, de Jalal Talabani; la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak, encabezada por Mohamed Baqer al Hakim; Dawa, del viceprimer ministro, Ibrahim al Jafari, y el Congreso Nacional Iraquí, de Ahmed Chalabi, el preferido de las Administraciones estadounidenses durante años, hoy despreciado por el presidente George W. Bush.

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Fue en 2002 cuando la Administración de Bush comienza a financiar a estos partidos. Y en julio de 2003, la inmensa mayoría de los 25 miembros del Consejo de Gobierno pertenecen a ellos. "Ahora son 36 los miembros del Ejecutivo. Y 24 de ellos poseen pasaportes de varios países, además del iraquí", destaca un diplomático acreditado en Bagdad, haciendo hincapié en que infinidad de iraquíes observan a muchos de estos dirigentes como extranjeros prestos a sacar provecho de las inmensas riquezas del territorio.

"La situación se parece mucho a la de los años veinte. Entonces fue el Reino Unido, y ahora Estados Unidos, el que elige un Gobierno títere. Una minoría política a la que le da el poder para que se repartan el pastel", subraya la citada fuente.

Lajdar Brahimi, representante de Naciones Unidas para Irak, puso enorme empeño en que estuvieran representadas todas las tendencias políticas del país, incluidos los poderosos grupos que dominan el llamado triángulo suní en el centro de Irak y las zonas chiíes más belicosas. No lo consiguió. Pese a que la ONU ha mostrado su desacuerdo con la conducción de la crisis por Washington, el nuevo representante de Kofi Annan, Ashraf Jahangir Qaz, aterrizó anteayer en Bagdad para respaldar el proceso.

Chiíes armados de varias ciudades iraquíes llegan a la ciudad santa de Nayaf para apoyar al clérigo Múqtada al Sáder.REUTERS

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