Una grave sequía deja a un millón de personas sin agua en Cuba

Los embalses están a niveles mínimos y ya han muerto 40.000 reses

El oriente de Cuba está sufriendo los efectos devastadores de una de las sequías más graves de las últimas décadas. Sólo en la zona de Camagüey, en los últimos meses han muerto 40.000 cabezas de ganado. La capacidad de embalse del país está a menos del 39%, y las pérdidas en la agricultura son cuantiosas. En estos momentos, más de un millón de personas en toda la isla son abastecidas de agua con camiones-cisterna.

Miembros de varias ONG, que realizan proyectos en la zona oriental de Cuba, describen un "panorama africano": presas vacías y cuarteadas; zonas ganaderas donde perecen de hamb...

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El oriente de Cuba está sufriendo los efectos devastadores de una de las sequías más graves de las últimas décadas. Sólo en la zona de Camagüey, en los últimos meses han muerto 40.000 cabezas de ganado. La capacidad de embalse del país está a menos del 39%, y las pérdidas en la agricultura son cuantiosas. En estos momentos, más de un millón de personas en toda la isla son abastecidas de agua con camiones-cisterna.

El Gobierno asegura que de las 52 presas que existen en Camagüey, 31 están secas

Miembros de varias ONG, que realizan proyectos en la zona oriental de Cuba, describen un "panorama africano": presas vacías y cuarteadas; zonas ganaderas donde perecen de hambre o sed un centenar de reses al día; cosechas enteras perdidas; campesinos excavando pozos artesanales tras haberse agotado las fuentes de agua tradicionales.

El Programa Mundial de Alimentos acaba de aprobar una ayuda de 161.000 dólares para suministrar durante un mes un suplemento de aceite, frijoles y arroz a 115.000 niños menores de cinco años, residentes en Holguín, Las Tunas y Camagüey, donde la sequía es más rigurosa.

El 2 de junio, el vicepresidente cubano, Carlos Lage, informó al Parlamento de la creación de una comisión gubernamental para analizar la situación y buscar soluciones a corto, medio y largo plazo. Lage afirmó que de las 52 presas que existen en Camagüey, 31 están secas, y reveló que la escasez de lluvias en mayo y junio -en algunos territorios el volumen de precipitaciones fue un 40% inferior al de la medía histórica- ha agudizado los problemas existentes.

En Holguín, a 700 kilómetros al este de La Habana, las dos terceras partes de los 1.032.000 habitantes de la provincia se abastecen de agua con camiones-cisterna. De los tres embalses que suministran agua a su capital, dos están secos y el tercero tiene reservas para apenas 60 días, y el Gobierno se ha marcado como prioridad la construcción de una conductora de 53 kilómetros de longitud entre el río Cauto, el segundo más caudaloso de la isla, y la presa holguinera de Guirabo, pero la obra tardará al menos dos meses en terminarse.

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Entre los planes en marcha para paliar la situación están la perforación de pozos artesanales y la instalación de sistemas de bombeo electrificado y de molinos de viento para extraer el agua a mayor profundidad, ya que muchos manantiales utilizados habitualmente se han secado. Los campesinos privados y cooperativistas -que poseen el 51% de la masa ganadera y producen el 39% de la leche- están recibiendo ayudas de las autoridades para enfrentar los efectos de la sequía, que se agrava día a día. En muchas zonas se ha comenzado a distribuir entre la población depósitos para almacenar líquido, y se da prioridad a los cultivos de hortalizas y viandas de ciclo corto, ante la caída de la producción de alimentos.

Representantes de ONG que trabajan en el oriente de Cuba dijeron que la situación en algunos lugares es "crítica". En estos momentos se evalúan varios proyectos de intervención de emergencia en las zonas más afectadas, por ejemplo en Manatí (Las Tunas), donde dos de las tres presas que abastecen de agua su principal núcleo urbano están secas y a la otra le queda sólo el 20% de sus reservas.

El caso de Manatí es revelador. Este municipio, el segundo de la provincia, con 954 kilómetros de extensión y 32.000 habitantes, había sido castigado por la crisis. Históricamente, la mayor parte de su población ha vivido de la producción de azúcar, pero tras la reciente reconversión de esta industria, la única central azucarera de la zona cerró sus puertas, como otras 70 del país. La sequía ha llegado en plena labor de reacondicionamiento de las tierras, dedicadas hasta ahora al cultivo de caña, y cuando muchos trabajadores se hallan acogidos a los planes oficiales para estudiar y superarse, conservando su salario.

"En Manatí está seco hasta el marabú [planta dañina para los cultivos y muy resistente]", cuenta un cooperante extranjero. Y el marabú ocupa nada menos que el 11% de las tierras cultivables del municipio.

Según los meteorólogos, en el caso de Camagüey y Holguín, se trata de la peor sequía en cuatro décadas. Y, desgraciadamente, ni la sequía ni la crisis galopante, que dura ya 15 años, tienen visos de escampar a corto plazo. La situación es tan compleja que muchos cubanos comentan que lo mejor para la isla sería que llegase un huracán cargado de abundantes lluvias.

Numerosos cubanos acuden al Malecón para combatir la ola de calor.EFE

Crisis en La Habana

Según opinan los meteorólogos, en la sequía que asola el oriente de Cuba están influyendo los fenómenos climáticos El Niño y La Niña, que han provocado una aridez extrema y un verano especialmente caluroso y con escasas lluvias. Y La Habana no ha escapado a los efectos de la sequía y al calor sofocante.

El lunes 21 de junio se batió el récord histórico de temperatura en la capital cubana, al marcar los termómetros de Casablanca 36,2 grados. Además, el pasado mes de junio fue el segundo más seco de los últimos 43 años en la provincia, con precipitaciones que sólo alcanzaron el 21% del promedio histórico.

Sin llegarse a una situación tan crítica como en la región oriental, las fuentes superficiales y subterráneas que abastecen de agua a La Habana se han reducido y en algunos casos se han agotado, ante lo cual las autoridades han adoptado medidas de emergencia.

Según el vicedirector de Recursos Hidráulicos de la capital, Jorge Kalaf-Maluf, en estos momentos más de 90.000 habaneros reciben agua con camiones-cisterna -además de las decenas de miles que desde hace años se abastecen exclusivamente de esta forma-. También se realizan obras para reducir al mínimo los salideros de agua potable -se calcula que el 40 % del agua de la ciudad se pierde de esta forma- y se ha intensificado la campaña de ahorro en el sector estatal y residencial.

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