Crítica:COMER

Un vuelco en el escalafón gastronómico de Córdoba

BODEGAS CAMPOS, delicias andaluzas en uno de los locales favoritos de la clientela local

Aquellos famosos restaurantes que durante la pasada década de los ochenta convirtieron Córdoba en la capital gastronómica de Andalucía parecen estar más pendientes de atender las avalanchas de turistas que de elaborar buena cocina. No es casualidad que de su antiguo prestigio quede poco o casi nada. Ante la ausencia de nuevos establecimientos capaces de reemplazarlos, el escalafón gastronómico de la ciudad se ha ido reajustando.

El interés se centra ahora en Pic-Nic, donde Antonio Canals demuestra su virtuosismo en la preparación de revueltos, platos de casquería y pescados al horno. Ta...

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Aquellos famosos restaurantes que durante la pasada década de los ochenta convirtieron Córdoba en la capital gastronómica de Andalucía parecen estar más pendientes de atender las avalanchas de turistas que de elaborar buena cocina. No es casualidad que de su antiguo prestigio quede poco o casi nada. Ante la ausencia de nuevos establecimientos capaces de reemplazarlos, el escalafón gastronómico de la ciudad se ha ido reajustando.

El interés se centra ahora en Pic-Nic, donde Antonio Canals demuestra su virtuosismo en la preparación de revueltos, platos de casquería y pescados al horno. También apunta maneras el emergente Vallina, fiel a un estilo cordobés bastante sencillo. Merece una visita Casa Matías, a pesar de la desmesurada contundencia de sus platos, y destaca Bodegas Campos, que en los últimos años se ha convertido en uno de los favoritos de la clientela local y en el preferido de muchos viajeros de paso. Dentro de una antigua bodega donde años atrás se despachaban vinos de la tierra, Javier Campos, gerente del complejo, consigue un nivel aceptable. Y eso a pesar del permanente ajetreo a que se ve sometida la casa por efecto de los banquetes y comidas de grupos que a diario atiborran sus estancias.

BODEGAS CAMPOS

Los Lineros, 32. Córdoba. Teléfono 957 49 76 43. Cierra: domingos noche. Precio aproximado por persona: entre 35 y 45 euros. Menú degustación, 36,90 euros. Habitas con huevo y jamón, 10,71 euros. Bacalao confitado sobre lecho de pisto, 17,83 euros. Carrilleras de cerdo ibérico, 13,82 euros. Tarta de cuatro chocolates y caramelo helado, 5,10 euros.

Pan ... 6

Café ... 5

Bodega ... 5,5

Ambiente ... 6

Servicio ... 6,5

Aseos ... 6

Raíces locales

Con bastante sentido práctico, la carta reúne un puñado de recetas modernas que hacen sus pinitos creativos sin alejarse de las raíces locales. Platos que se presentan de forma vistosa y entre los que alternan especialidades emblemáticas (rabo de toro, alcachofas, ensalada de bacalao y naranja) con propuestas ya casi de rutina, como el carpaccio de langostinos o el foie-gras con gelatina. Las frituras, en cambio, brillan por su ausencia. Como las raciones son copiosas, lo mejor es compartir los entrantes.

No decepcionan las habitas con huevo y jamón ni las alcachofas al vino de Moriles. Tampoco las patatas cortijeras con picadillo de chorizo, a pesar de un vago exceso de grasa. Es un error que el ajoblanco se emulsione con melón y se le añada compota de manzana, frutas que desvirtúan su carácter. Por el contrario, la ensalada de pulpo es delicada. Con los platos fuertes se mantienen las alternancias. Irreprochable el bacalao confitado con pisto, y demasiado concentradas (saladas) las salsas de las carrilleras de cerdo ibérico y del guiso de manitas con garbanzos.

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Juan Gutiérrez Moreno, jefe de cocina de Bodegas Campos, en el patio del restaurante. Abajo, ensalada de bacalao y naranja.F. J. VARGAS

UNA 'SACRISTÍA' ENCANTADORA

BODEGAS CAMPOS se encuentra situada en un antiguo barrio árabe, junto al Museo de Julio Romero de Torres. Ocupa una enorme bodega con numerosos comedores repletos de carteles taurinos y viejas fotografías. Antes de sentarse a la mesa casi resulta obligada una visita a la sacristía. Rincón encantador, con botas de vino de Moriles / Montilla dondeun venenciador experto escancia los caldos de las grandes barricas. Para acompañar la bebida, la casa ofrece un sinfín de aperitivos. Al hilo de las conversaciones desfilan caramelos de morcilla, molletitos rellenos, bombones de bacalao, alcachofas guisadasy espárragos fritos. Quizá pequeños cuencos con migas cordobesas, vasitos con un exquisito salmorejoo unas minitostadas de salmón y uvas con queso. Y, por supuesto, raciones de queso manchego añejo y platos de jamón ibérico, que se acompañan de las típicas regañás (exquisitez panadera cordobesa), aromatizadas con ajonjolí en abundancia.Para resolver el almuerzo, una buena opción es el menú degustación, que contiene cuatro medias racionesy dos postres. Por 36,90 euros (bebidas e IVA aparte), ajoblanco de melón, ensalada de pulpo, pescado del díaal horno y carrilleras de ibérico.Para concluir, naranja al aceite de arbequinas y tartita de turrón y lima.Aunque los postres no sonlo más brillante de la casa, la relación contiene cosas interesantes, comola ensalada de fruta y la compotade membrillo.La bodega es corta, pero está bien seleccionada. En el listado, algunas marcas de relieve, sobre todo de Rioja y Ribera del Duero. Es una lástima que en casi todos sus comedores el ruido sea muy incordiante.

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