El Gobierno de Maragall quiere cambiar el mapa de las provincias catalanas

El Gobierno catalán prepara una amplia reforma territorial de Cataluña que pretende modificar el actual mapa provincial y cambiarlo por una nueva estructura con siete regiones, que se llamarían veguerías. El consejero de Relaciones Institucionales, el ecosocialista Joan Saura, presentó ayer el programa consensuado por el tripartito, que será ahora el punto de partida de un debate con todos los partidos y entidades sociales. El Gobierno de Pasqual Maragall espera aprobar la nueva organización territorial en el primer semestre de 2005.

El Ejecutivo pretende que las cuatro provincia...

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El Gobierno catalán prepara una amplia reforma territorial de Cataluña que pretende modificar el actual mapa provincial y cambiarlo por una nueva estructura con siete regiones, que se llamarían veguerías. El consejero de Relaciones Institucionales, el ecosocialista Joan Saura, presentó ayer el programa consensuado por el tripartito, que será ahora el punto de partida de un debate con todos los partidos y entidades sociales. El Gobierno de Pasqual Maragall espera aprobar la nueva organización territorial en el primer semestre de 2005.

El Ejecutivo pretende que las cuatro provincias actuales -Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona- se conviertan en siete veguerías: Barcelona, Cataluña central, Tierras de Poniente, Tierras del Ebro, Campo de Tarragona, Girona y Alto Pirineo-Valle de Arán.

Saura insistió ayer en que el proyecto es respetuoso con la Constitución y barajó dos posibilidades para que la propuesta encaje con la Carta Magna: o bien que las siete veguerías sean el nombre que adopten en Cataluña las provincias, o bien que esta comunidad autónoma se organice como provincia única y se subdivida en siete regiones.

En ambos casos, el cambio de mapa provincial -de cuatro a siete, o de cuatro a una- requiere el visto bueno de las Cortes, pero el Gobierno catalán pretende incluir los principios básicos de la nueva organización también en el Estatuto.

En este nuevo esquema, las diputaciones desaparecerían nominalmente, aunque el nuevo organismo vinculado a la veguería asumiría la mayor parte de sus funciones. Saura precisó no obstante que su objetivo es que los recursos que el Gobierno central destina a las diputaciones pasen a ser canalizados por la Generalitat sin que el mundo municipal pierda recursos.

Saura explicó que la reforma no tendría por qué provocar cambios electorales, pese a que las provincias son también las circunscripciones electorales para el Congreso y el Senado. Según señaló, éstas podrían subsistir "a efectos únicamente electorales".

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