Reportaje:

El aceite se ahoga en la balsa

La industria urge terminar con la venta a pérdidas de la distribución

El aceite no es una balsa. La mayor parte de las empresas envasadoras del sector se hallan asfixiadas por la política de precios bajos impuesta por la gran distribución y las cadenas de superdescuento. Como hace unos años fue la leche, el aceite ha pasado a ocupar el puesto como producto reclamo y, según los industriales, esta política se puede llevar por delante al sector.

"Llevamos años tratando de buscar una salida a la estrategia de precios por debajo de coste a que se ofrece en muchos casos el aceite de oliva por parte de los grandes grupos de la distribución, casi siempre bajo la ...

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El aceite no es una balsa. La mayor parte de las empresas envasadoras del sector se hallan asfixiadas por la política de precios bajos impuesta por la gran distribución y las cadenas de superdescuento. Como hace unos años fue la leche, el aceite ha pasado a ocupar el puesto como producto reclamo y, según los industriales, esta política se puede llevar por delante al sector.

"Llevamos años tratando de buscar una salida a la estrategia de precios por debajo de coste a que se ofrece en muchos casos el aceite de oliva por parte de los grandes grupos de la distribución, casi siempre bajo la marca blanca", señalan responsables de la Asociación de Envasadores.

"Pero, hasta hoy, a pesar de las denuncias interpuestas, ha sido imposible clarificar la situación". Este año, de acuerdo con el comportamiento de los precios en origen, según los datos manejados por el sector, se baraja un precio medio de coste para un aceite de oliva (mezcla de virgen y refinado) de 2,50 euros litro.Sin embargo, frente a esa cifra, hasta el pasado mes de abril se comercializaba al consumidor aceite de marca blanca o de la distribución a 1,90 euros, y a partir de ese mes, a 2,19 euros litro. Este aparente milagro, consentido y en muchos casos incluso alabado desde la anterior Administración por su efecto positivo sobre el IPC, no ha sido explicado desde los agentes que partipan en el proceso. En la Administración actual se ve, sin embargo, como un riesgo a vigilar. La gran distribución y las tiendas de superdescuento niegan que hagan ventas a pérdidas para lograr productos reclamo en la cesta de la compra. Sin embargo, nunca han presentado facturas de compra.

Las empresas advierten de que la política de precios bajos puede acabar con la industria y forzar una rebaja en la calidad del producto

La parte negativa

En la parte industrial se rechaza la existencia de la venta a pérdidas, ya que ello supondría el cierre de la empresa. Aunque las ventas a precios bajos perjudican a todas las empresas, desde el grupo líder, SOS, al resto, entre las que destacan Pont, Migasa, Aceites del Sur, Sovena, Toledo, Muela u Oleomartos, la realidad es que la parte más negativa cae en las empresas de tamaño medio. Fuentes industriales acusan al grupo S0S (Koipe-Carbonell), y éste lo niega, de rebajar sus precios en la marca blanca con los importantes beneficios que logran con su marca líder, que se vende a 3,39 euros litro.

En conjunto, los industriales coinciden a su vez en denunciar a la gran distribución de forzar permanentemente la baja de los precios para mantener o ganar cuotas de mercado. Para los industriales, hay unos costes para un tipo de aceite de calidad media, que son los que se deberían aplicar como mínimo al consumidor, y debería existir un mayor control y una mayor transparencia en el proceso.

Según coinciden en señalar en medios industriales, esta política de atornillamiento a las pequeñas y medianas empresas se puede traducir a corto o medio plazo en el desmantelamiento de una parte importante de este tejido industrial. Esta política de ajuste duro en los precios para un producto barato, confiesan en medios industriales, puede suponer igualmente riesgos serios para consumidores y el propio sector si, como ya ha sucedido en algunos casos, un industrial, bajo la presión de fabricar un producto muy barato, lleva a cabo prácticas irregulares con deterioro de la calidad.

El milagro de las marcas blancas

En el conjunto del sector agroalimentario, las marcas blancas suponen una media del 21% de toda la facturación. En el caso del aceite, por el interés de las empresas de distribución de tener siempre un aceite barato como reclamo para el carrito de la compra, ese producto llega a superar el 40% de todas las ventas en el sector, en muchos casos por debajo de lo que técnicamente se estiman costes medios. En cuanto es un producto que lleva la enseña de un grupo de distribución, no se duda que el mismo, a pesar del precio, cumple siempre las condiciones mínimas de calidad exigidas por la normativa vigente.

En medios industriales se asume el interés de la distribución para disponer en cada sector de un producto más barato que las marcas de empresas al tener unos costes menores por promoción o publicidad. Pero no se entiende su empeño para que su precio esté por debajo de costes.

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