Una joya medieval
Pocas capitales europeas conservan en tan buen estado un centro histórico medieval como Tallín (400.000 habitantes), nombre estonio que en su origen significaba "ciudad de los daneses", que la ocuparon en 1219. Sus estrechas callejuelas, murallas, torres, iglesias y plazas recoletas merecen una escala obligada de cualquier crucero por el Báltico que se precie. Así parece haberlo entendido el turismo español, que ha crecido exponencialmemte en los últimos años.
La contrapartida la ofrecen los grises bloques de hormigón construidos en época soviética en los desolados barrios de la perifer...
Pocas capitales europeas conservan en tan buen estado un centro histórico medieval como Tallín (400.000 habitantes), nombre estonio que en su origen significaba "ciudad de los daneses", que la ocuparon en 1219. Sus estrechas callejuelas, murallas, torres, iglesias y plazas recoletas merecen una escala obligada de cualquier crucero por el Báltico que se precie. Así parece haberlo entendido el turismo español, que ha crecido exponencialmemte en los últimos años.
La contrapartida la ofrecen los grises bloques de hormigón construidos en época soviética en los desolados barrios de la periferia y los llamados turistas del vodka, las turbas de finlandeses -Helsinki está a tan sólo 80 kilómetros- que toman al abordaje Tallín para proveerse de alcohol más barato.