Tribuna:

Una alternativa de Gobierno

En una democracia sana, viva y abierta, el presente es siempre del gobierno elegido en las urnas pero el futuro es, y debe ser, siempre de la Alternativa. Cuando en una sociedad el pasado, el presente y el futuro son siempre y sistemáticamente de un solo y un mismo gobierno, es que algo, algo muy importante para la democracia como es la alternancia, la posibilidad de comparar la manera de ser, hacer y actuar de los que tienen opciones diversas sobre cómo servir a los intereses generales, está siendo postergado, devaluado o ignorado. Ciertamente, la alternancia no es imprescindible para la demo...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

En una democracia sana, viva y abierta, el presente es siempre del gobierno elegido en las urnas pero el futuro es, y debe ser, siempre de la Alternativa. Cuando en una sociedad el pasado, el presente y el futuro son siempre y sistemáticamente de un solo y un mismo gobierno, es que algo, algo muy importante para la democracia como es la alternancia, la posibilidad de comparar la manera de ser, hacer y actuar de los que tienen opciones diversas sobre cómo servir a los intereses generales, está siendo postergado, devaluado o ignorado. Ciertamente, la alternancia no es imprescindible para la democracia, pero es un indicio claro de su madurez y consistencia. La democracia es poder optar y la alternancia es su regla de oro.

Pues bien, la oposición, la oposición leal, seria, responsable y exigente, es absolutamente necesaria para que la alternancia democrática tenga lugar en el futuro. Para ser políticamente leal y seria, la oposición debe comenzar por felicitar al adversario político cuando éste obtiene una victoria electoral. Reitero mi felicitación al Partido Socialista. Una oposición seria y leal es la que cree que la democracia está por encima de los intereses partidistas y la que confía en que el democrático es el mejor sistema de gobierno que las sociedades maduras nos hemos dado. Y que tal cosa es así cuando se gana y cuando se pierde y que también es así porque permite a los ciudadanos, a todos, defenderse de los gobiernos que libremente eligen y que luego no cumplen, no resuelven o no son veraces. Los ciudadanos siempre estamos en libertad. Nos condiciona lo que queremos que nos condicione, pero elegimos en libertad.

Pero además de seria y leal, la oposición debe ser responsable. Ser responsable es ser capaz de responder ante los ciudadanos. Menos de la mitad del censo electoral andaluz ha votado al Partido Socialista. Por ello, más de la mitad de la Andalucía real necesita un referente alternativo. Ser capaces de elaborar una propuesta-respuesta que aporte cómo se puede ser una Andalucía más libre, más próspera, más plural y más solidaria en una España fuerte, plural y común a la vez, es la responsabilidad de la oposición política andaluza. Hoy por hoy, no hay en Andalucía más Alternativa real que la que representa el PP, como todos sabemos y nadie, sinceramente, puede discutir. Es nuestro papel. Si legítimo es el gobierno, legítima es la Alternativa. Los dos emanan de los votos andaluces.

Por ser responsable, la Alternativa del PP tiene que decir alto y claro que defiende una Andalucía libre que es una Andalucía de todos. Todo gobierno, aun con mayoría absoluta, es siempre un gobierno temporal. Andalucía, por ello, no debe ser propiedad de nadie y sus instituciones deben estar al servicio de todos los ciudadanos. Si alguien quiere o hace otra cosa, nos tendrá en contra. De pensamiento único, nada.

El PP de Andalucía lleva catorce años defendiendo la necesidad e importancia del centro político, ese lugar simbólico de quienes queremos que en España haya adversarios electorales, no enemigos, y de quienes entendemos que la Constitución de 1978 inauguró un período de concordia social y política y de estabilidad institucional que nadie, desde ningún extremismo, nacionalismo o sectarismo, tiene derecho a derruir. Seguiremos defendiendo ese centrismo reformista razonable y abierto y denunciaremos firmemente tanto a los sectarismos como a los falsos demócratas que insultan, menosprecian o incluso acosan a todo el que no piensa como ellos.

Desde ese centrismo político, vamos a defender escrupulosamente la Constitución española, la mejor Constitución de nuestra historia. Si las reformas que se proponen a la Constitución y a los Estatutos son para mejorar la convivencia de los españoles, las apoyaremos. Pero denunciaremos reformas oscuras que sirvan de coartada a los propósitos de quienes no es que quieran otra España sino que no quieren ninguna España. No apoyaremos a quienes les permitan obtener mejores posiciones jurídicas y políticas para quebrar la solidaridad de las Comunidades Autónomas de España y con ello, dar pasos hacia la desvertebración de la España común. Cualquier reforma de nuestro Estatuto debe ser útil y necesaria para los andaluces y eso hay que demostrarlo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Por ello, el PP va a defender una Andalucía respetada en una España simétrica con igualdad de oportunidades. Si se va a servir de nuevo el café, tiene que haber café para todos en la España común. Desde el Gobierno de España y con las políticas aplicadas, hemos logrado, en los últimos ocho años, que Andalucía tenga hoy casi 800.000 empleos más y por encima de 300.000 parados menos, habiéndose batido todos los récords históricos de afiliación a la Seguridad Social. Andalucía, quinta parte de España, tiene derecho a ser fuerte y a estar en la primera línea de las Comunidades de España. Convergencia con los niveles de bienestar de España, convergencia entre las comarcas andaluzas, pleno empleo, desarrollo industrial y tecnológico o agua para todos, son objetivos irrenunciables porque nosotros defendemos una Andalucía de primera cargada de ambición.

Vamos a defender la Andalucía de los pueblos y las ciudades no sólo porque así lo avala el andalucismo histórico. La Andalucía municipalista, situar a los municipios en el corazón político de la Andalucía de todos, es algo que está presente en la Constitución y que exige el Estatuto. Durante años se ha desarrollado la Administración autonómica y ha sido bueno que así fuera. Pero no ha sido tan bueno que ese proceso haya marginado a los Ayuntamientos: el área de gobierno más cercano, más próximo, más eficaz y más controlable por los ciudadanos. Defendemos la imprescindible Segunda Descentralización. La Comunidad Autónoma Andaluza debe desprenderse de recursos y competencias en beneficio de los gobiernos locales y de los ciudadanos.

Sobre todo ello, y algunas otras cosas, hemos ofrecido pactos rigurosos y de futuro al Partido Socialista. Hasta ahora, sus dirigentes han elegido la confrontación, que, como han reconocido, les ha sido electoralmente rentable. Ahora veremos si además de defender sus intereses partidistas, defienden, de verdad, los intereses de Andalucía. Los próximos cuatro años van a ser los años del andalucismo de verdad, del andalucismo de los hechos.

Por ello, el PP, además de ser una Alternativa seria y responsable, va a ejercer una oposición exigente. El Partido Socialista ha prometido muchas cosas en el conjunto de España y en Andalucía, tal vez porque no pensaba ganar las elecciones. "Las promesas electorales se hacen para no cumplirlas", dijo un ilustre socialista hace dos décadas. Tras la experiencia del gobierno del PP, que ha cumplido, uno tras otro, todos sus compromisos, tal cinismo ya no es posible. Aquí hay que cumplir con lo que se ha dicho por respeto, por honestidad, por correspondencia democrática. Los andaluces tienen que tener bien claro que el PP de Andalucía va a exigir el cumplimiento escrupuloso de todo lo que se ha ofrecido. Es más, tal exigencia constituye el suelo, que no el techo, de nuestras reivindicaciones.

El PP de Andalucía es, legítimamente, el principal partido de la oposición y se va a convertir en la alternativa de gobierno. Más de la mitad de los andaluces necesitan una alternativa política. La vamos a ofrecer, limpia, clara, leal y continuamente. El presente es del gobierno, pero el futuro va a pasar por la Alternativa centrista del PP. Y Andalucía será tan libre entonces como lo es ahora.

Javier Arenas es presidente del PP de Andalucía.

Archivado En