"Mis padres se subieron a la cama a esperar a Protección Civil"
Pepi Bustos, limpiadora de 43 años, tiene su casa llena de barro. Su casa es una planta baja de dos domitorios y un baño. tiene 80 metros cuadrados, incluyendo un pequeño patio. Pepi muestra la marca del barro en la pared del salón. A unos 30 centímetros de altura comienza un reguero interminable marrón, prueba del desastre. "Llevamos todo el día limpiando y no avanzamos", relata. Su casa está en el barrio de los pescadores, la zona más castigada. En la puerta hay tres coches arrumbados en mitad de la calle. Los arrastró el agua.
Pese a todo, Pepi parece tranquila. En la desgracia siemp...
Pepi Bustos, limpiadora de 43 años, tiene su casa llena de barro. Su casa es una planta baja de dos domitorios y un baño. tiene 80 metros cuadrados, incluyendo un pequeño patio. Pepi muestra la marca del barro en la pared del salón. A unos 30 centímetros de altura comienza un reguero interminable marrón, prueba del desastre. "Llevamos todo el día limpiando y no avanzamos", relata. Su casa está en el barrio de los pescadores, la zona más castigada. En la puerta hay tres coches arrumbados en mitad de la calle. Los arrastró el agua.
Pese a todo, Pepi parece tranquila. En la desgracia siempre hay motivo de consuelo. Pepi sabe que podía haber sido peor. Sus padres, de 88 y 87 años, estaban en casa cuando comenzó a subir el agua. Avisaron por teléfono a Pepi y ésta a Protección civil. Los padres se subieron a la cama a esperar. "No podían salir. En casa había agua y en la calle más de un metro de río". Después de un par de horas angustiosas, fueron rescatados.
Pepi recibió ayer la ayuda de tres vecinas y de un espontáneo, Pedro Rosa, de 18 años, que con su pala quitaba barro de la calle: "Mi casa está en la parte alta y no le ha pasado nada, pero este es mi pueblo y algo tenía que hacer".