Crítica:

Interpretando a Hitler

CHESTERTON AFIRMÓ que los viejos tiranos invocaban el pasado, mientras que los nuevos, el futuro. También Hitler se contaba entre los fervientes admiradores del porvenir, ya que más que responder a la imagen de un dictador fascista reaccionario, habría sido "el revolucionario más grande del siglo XX". Supo ver con precisión el enorme atractivo del nacionalismo populista en la edad de las masas. Llegó al poder elegido democráticamente por una mayoría y es posible que si hubiera muerto en 1938 hubiese pasado a la historia como un estadista moderno dotado de considerables luces e intuición...

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CHESTERTON AFIRMÓ que los viejos tiranos invocaban el pasado, mientras que los nuevos, el futuro. También Hitler se contaba entre los fervientes admiradores del porvenir, ya que más que responder a la imagen de un dictador fascista reaccionario, habría sido "el revolucionario más grande del siglo XX". Supo ver con precisión el enorme atractivo del nacionalismo populista en la edad de las masas. Llegó al poder elegido democráticamente por una mayoría y es posible que si hubiera muerto en 1938 hubiese pasado a la historia como un estadista moderno dotado de considerables luces e intuición. La idea estelar que preconizó, una particular mezcla de socialismo y nacionalismo, impera actualmente de una u otra forma en la "Europa del bienestar". Tampoco Hitler profesó el racismo biológico proclamado por Himmler y sus iluminados sino que lo suyo era una verdadera "judeofobia" casi física. Como buen nacionalista radical, fue exclusivista y se creyó imbuido por la idea de conducir al pueblo alemán al dominio del mundo. Conforme pasa el tiempo que nos separa de él, pierde adeptos, pero también los gana. En cualquier caso, el historiador John Luckas asegura que Hitler supone un problema que es ilícito despachar aduciendo un posible desequilibrio mental del personaje. Semejantes reflexiones surgen a partir del estudio de las mejores biografías de Hitler (Fest, Masel, Bullock, Haffner, Kershaw). El resultado es un libro un tanto desigual en el que a veces no está claro quién dice qué, pero tan inquietante como polémico, y de innegable actualidad.

El Hitler de la historia

John Lukacs

Traducción de Saúl Martínez

Turner/Fondo de Cultura Económica. Madrid, 2003

293 páginas. 19,90 euros.

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