Tribuna:LA OPINIÓN DE LOS PARTIDOS. | ¿Es buena o mala la mayoría absoluta? | NUEVA LEGISLATURA

Decisión democrática y libre

La ciudadanía decide. La democracia se basa en la voluntad popular. Los electores votan libremente y delegan su representación en las fuerzas políticas que concurren a los comicios. Ése es el funcionamiento del sistema del que nos hemos dotado los españoles y la columna vertebral del Estado de Derecho. Por eso, cuando las urnas arrojan unos resultados, éstos no son cuestionables. Simplemente, son los que son, los que los electores han querido.

Cuando se cuestiona la mayoría absoluta conseguida por el PSOE de Andalucía el pasado 14 de marzo, ¿no se querrá poner en entredicho de manera so...

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La ciudadanía decide. La democracia se basa en la voluntad popular. Los electores votan libremente y delegan su representación en las fuerzas políticas que concurren a los comicios. Ése es el funcionamiento del sistema del que nos hemos dotado los españoles y la columna vertebral del Estado de Derecho. Por eso, cuando las urnas arrojan unos resultados, éstos no son cuestionables. Simplemente, son los que son, los que los electores han querido.

Cuando se cuestiona la mayoría absoluta conseguida por el PSOE de Andalucía el pasado 14 de marzo, ¿no se querrá poner en entredicho de manera solapada la decisión del pueblo andaluz? ¿O recuperar el discurso reaccionario del voto cautivo? El elector a la hora de coger la papeleta busca una referencia que le inspire credibilidad y seguridad en el futuro. Los andaluces y las andaluzas vienen depositando su confianza en los socialistas ininterrumpidamente durante los últimos 22 años. Por algo será. El PSOE resulta un partido cercano, que se preocupa por sus problemas y que defiende por encima de todo los intereses de Andalucía. En definitiva, el pueblo andaluz se identifica con el PSOE, al que considera un instrumento útil para transformar esta tierra y defender sus reivindicaciones. Ésa es una realidad incontestable elección tras elección.

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La mayoría concedida el 14-M evidencia el papel de centralidad que el PSOE juega en la política andaluza. Es el único partido capaz de aglutinar los intereses y catalizar las inquietudes de la totalidad de los siete millones y medio de andaluces y andaluzas.

Pero el domingo pasado había sobre la mesa varios elementos fundamentales que justifican una victoria tan abultada en las urnas, un triunfo que, por otra parte, ninguna encuesta ponía en tela de juicio antes de la execrable masacre terrorista de Madrid. La ciudadanía ha votado por la transformación histórica que ha protagonizado Andalucía durante las últimas dos décadas, la puesta en marcha de un nuevo impulso de progreso como es la segunda modernización de Andalucía y la consiguiente reforma del Estatuto de Autonomía y, por último, contra ocho años de hostigamiento, discriminación y asfixia financiera por parte del Gobierno de Aznar. La ciudadanía ha sabido separar el grano de la paja: por un lado, ha apostado por el trabajo razonablemente bien hecho, y, por otro, ha castigado la estrategia disparatada y antiandaluza muñida por Javier Arenas.

La mayoría absoluta conseguida es un refuerzo de la estabilidad de los últimos años, un nuevo revulsivo para seguir trabajando por Andalucía, con las mismas energías y las mismas convicciones de antes, pero con nuevas ideas y nuevos proyectos para situar a Andalucía entre las regiones más avanzadas de nuestro entorno europeo. Nuestra obligación pasa ahora por gestionar con eficacia, con honestidad y con humildad, desde el respeto escrupuloso a las minorías y con el diálogo y el consenso como herramientas imprescindibles de nuestro comportamiento.

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Luis Pizarro es secretario de Organización del PSOE de Andalucía.

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