Una muestra en Sevilla desvela la visión más internacional del arte contemporáneo cubano

'Una china en el zapato', del Programa de Cooperación Internacional, reúne a cuatro autores

Una china en el zapato es el título de una muestra de cuatro artistas cubanos que se inaugurará hoy en Sevilla. Las chinas que se cuelan en la vida de cualquier creador contemporáneo son picudas; pero aún lo son más las de estos artistas que trabajan en un país en el que el mercado del arte se limita a los coleccionistas extranjeros que acuden a la Bienal de La Habana. La exposición, organizada por el Programa de Cooperación Internacional de la Junta, reúne en la sala Santa Inés diez instalaciones de Jairo Alfonso Castellanos, Antonio Gómez Margoyen, Walter Ernesto Velázquez y Da...

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Una china en el zapato es el título de una muestra de cuatro artistas cubanos que se inaugurará hoy en Sevilla. Las chinas que se cuelan en la vida de cualquier creador contemporáneo son picudas; pero aún lo son más las de estos artistas que trabajan en un país en el que el mercado del arte se limita a los coleccionistas extranjeros que acuden a la Bienal de La Habana. La exposición, organizada por el Programa de Cooperación Internacional de la Junta, reúne en la sala Santa Inés diez instalaciones de Jairo Alfonso Castellanos, Antonio Gómez Margoyen, Walter Ernesto Velázquez y Dalvis Tuyas. "Lo que hacemos en Cuba no se diferencia mucho de la producción de otros países", dijo Gómez Margoyen.

Una china en el zapato, que podrá verse en la sala Santa Inés de Sevilla hasta el 25 de abril, dará hoy la bienvenida a los visitantes de forma original. Cientos de vasos largos de cristal forman en el suelo la silueta de Cuba y, además, estarán llenos de Cubalibre, la popular mezcla de ron y refresco de cola, que se ofrecerán al público. La pieza es de Walter Ernesto Velázquez y forma parte de la instalación titulada Obligada contingencia.

"El nombre del trago viene de la época de la Independencia cubana y como es tan popular en España, pensamos que era una buena idea simpática para la inauguración", comentó ayer Teresita Cruz, comisaria de la exposición que ha organizado la Consejería de Cultura a través del Programa de Cooperación Internacional.

Una china en el zapato, el título de la muestra, hace referencia a los problemas que todo ser humano tiene que salvar para seguir viviendo, los interiores y los exteriores, explica la comisaria.

"Durante los años ochenta, en la isla hubo un éxodo muy grande de artistas y se perdió una generación entera de artistas contemporáneos. Los cuatro que ahora exhiben su trabajo en Sevilla son gente que empieza a trabajar en los noventa y tienen una línea completamente distinta al arte contestatario que primaba en los ochenta. Actualmente, los creadores se ocupan más del individuo y los temas políticos han pasado a un segundo plano", comenta la comisaria.

Teresita Cruz, profesional independiente que no trabaja para el Ministerio de Cultura cubano, explica que el objetivo de este proyecto es hacer que los artistas cubanos "obtengan experiencias" en España para, después, seguir trabajando en Cuba. La responsable de la exposición, creada expresamente para Andalucía, está trabajando para que las obras puedan verse también en otras comunidades como Extremadura o Asturias.

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"No se trata de un proyecto oficial del ministerio cubano, ellos forman parte de la Asociación de Artistas Independientes y lo único que ha hecho el ministerio es facilitarles los trámites para salir", apunta Cruz. Casi todas las piezas de la muestra son inéditas salvo alguna como El plan infinito -una instalación en la que dos limpiaparabrisas luchan continuamente contra una película de agua- con la que Velázquez obtuvo el primer premio en Salón de la Ciudad de La Habana 2003.

En El camino, instalación formada por un políptico y más de un centenar de trampas para ratones con los más diversos objetos, Jairo Alfonso Castellanos recupera sus raíces campesinas con el tema de los ratones y los lienzos pintados con café y carboncillo. Fronteras, otra de las piezas de Castellanos, es un rallador de cocina gigante a través de cuyos agujeros se asoman decenas de ojos de sus compatriotas. "Hay un proyecto de red de galerías de arte públicas, pero el problema es somos muchos los artistas que trabajamos en Cuba y tenemos muy poco mercado", comenta Castellanos.

Antonio Gómez Margoyen es el único de los cuatro que ya había expuesto en España, en 2000 y 2001 en Canarias. "Todo lo que se produce ahora está bastante equilibrado, cada cual le pone las características de su lugar; pero el resultado es bastante similar", apunta Gómez Margoyen.

"La gente cuando oye hablar de artistas cubanos todavía piensa en pinturas de palmeras y maracas, pero la realidad es otra muy diferente y con bastante calidad", concluye Teresita Cruz.

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