Un reformista defensor de los derechos humanos
Roh Moo Hyun, de 57 años, ha recorrido un largo camino hasta ver cómo, sólo un año después de acceder a la presidencia de Corea del Sur, ha sido destituido por la oposición que domina la Asamblea Nacional. Nacido en una familia pobre de campesinos, tuvo que estudiar por su cuenta hasta que consiguió convertirse en un reconocido abogado, protector de los derechos humanos. En 1981, defendió a unos estudiantes que habían sido torturados por tener en su poder literatura de contrabando. El año pasado, dijo de aquella experiencia: "Cuando vi sus ojos horrorizados y los dedos de sus pies sin uñas, mi...
Roh Moo Hyun, de 57 años, ha recorrido un largo camino hasta ver cómo, sólo un año después de acceder a la presidencia de Corea del Sur, ha sido destituido por la oposición que domina la Asamblea Nacional. Nacido en una familia pobre de campesinos, tuvo que estudiar por su cuenta hasta que consiguió convertirse en un reconocido abogado, protector de los derechos humanos. En 1981, defendió a unos estudiantes que habían sido torturados por tener en su poder literatura de contrabando. El año pasado, dijo de aquella experiencia: "Cuando vi sus ojos horrorizados y los dedos de sus pies sin uñas, mi cómoda vida de abogado llegó a su fin". Se erigió así en uno de los líderes del movimiento prodemocrático conocido como Lucha de Junio, contra el presidente Chu Doo Hwan, en 1987. Al año siguiente fue elegido diputado. En 2000, se convirtió en ministro de Asuntos Marítimos y Pesca.
Cuando llegó a la presidencia traía una ambiciosa agenda: continuar con la política de distensión con Corea del Norte iniciada por su predecesor, Kim Dae Jung, redefinir las relaciones con Estados Unidos, reformar la conflictiva política nacional a través del compromiso, descentralizar el Gobierno, mejorar las relaciones laborales y transformar los sistemas educativo y de impuestos. Un ambicioso programa que se ha visto truncado por la continua controversia que ha presidido su mandato y que ha provocado el descontento tanto de sus críticos como de sus seguidores.