La habitación de las fiestas de Manolete aún está, aunque sin la cama

El despacho del gestor de Los Gabrieles, Ramiro Figueroa, tiene su historia. El cuarto, rosa fucsia, "el color de las medias de un torero", está presidido por un retrato de Manolete, y en las dos paredes laterales, dos toreros pintados con mucho detalle dan sendas manoletinas a otros dos toros negros. El cuarto, grande, sin ventanas, silencioso, alojó, durante años, la suite de Manolete. "Así la llamaba él", explica Figueroa, que añade: "Como el torero era muy juerguero, alquiló una habitación en el bar, para acostarse, solo o acompañado, cuando le apeteciera. La cama la tiré, claro, pe...

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El despacho del gestor de Los Gabrieles, Ramiro Figueroa, tiene su historia. El cuarto, rosa fucsia, "el color de las medias de un torero", está presidido por un retrato de Manolete, y en las dos paredes laterales, dos toreros pintados con mucho detalle dan sendas manoletinas a otros dos toros negros. El cuarto, grande, sin ventanas, silencioso, alojó, durante años, la suite de Manolete. "Así la llamaba él", explica Figueroa, que añade: "Como el torero era muy juerguero, alquiló una habitación en el bar, para acostarse, solo o acompañado, cuando le apeteciera. La cama la tiré, claro, pero el resto del cuarto está como él lo tenía", añade.

El cuadro que preside ese cuarto tampoco es un cuadro a secas: hecho en cristal, se puede encender una luz que está detrás de la pintura para realzar los colores y el contorno del retrato de Manuel Rodríguez, Manolete, nacido en Córdoba el 4 de julio de 1917. Manolete murió el 29 de agosto de 1947, horas después de ser corneado al entrar a matar a Islero, un toro negro entrepelado bragado.

El local sirvió como escenario ideal para rodar la serie de televisión Juncal. Figueroa cuenta que la folclórica Lola Flores, que también actuaba en la serie, ya había trabajado en Los Gabrieles "en sus comienzos, cuando pasaba el platillo después de cantar".

El actual gestor del bar, que gestiona otros tres o cuatro establecimientos de éxito en la capital, explica que Los Gabrieles es su local "más querido". Lo quiere por muchos motivos. El primero, porque "media historia de España ha pasado por este local". En segundo, porque es "muy bello, con estos azulejos que son verdaderas obras de arte", y tercero, porque así lo quiso el destino: "Cuando yo llegué a Madrid desde Argentina, hace ya 24 años, contratado para dar un curso de teatro, el taxista que me cogió en Barajas, y al que yo le pedí que me condujera a un hotel, me llevó a un hotel en la calle de Echegaray. Al día siguiente entré en Los Gabrieles: la primera cerveza que me tomé en Madrid fue en este bar, de casualidad, pero me enamoré del sitio desde entonces".

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