Reportaje:

Un año para recordar

La banca aumenta el volumen de negocio en un ejercicio sostenido por el mercado nacional

Los principales grupos bancarios españoles han cerrado el pasado ejercicio con aumentos históricos de negocio y, en varios casos, también de beneficios, como en los del SCH y BBVA, que han superado las previsiones más optimistas. A pesar de la mejora en Iberoamérica, donde el efecto cambiario ha vuelto a deslucir los resultados, 2003 ha sido un año en el que la partida bancaria se ha decidido en el mercado doméstico. El dinamismo de la demanda de crédito ha brindado al sector una oportunidad excepcional para poner a prueba la capacidad de las redes en generar negocio y ganar cuota de mercado f...

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Los principales grupos bancarios españoles han cerrado el pasado ejercicio con aumentos históricos de negocio y, en varios casos, también de beneficios, como en los del SCH y BBVA, que han superado las previsiones más optimistas. A pesar de la mejora en Iberoamérica, donde el efecto cambiario ha vuelto a deslucir los resultados, 2003 ha sido un año en el que la partida bancaria se ha decidido en el mercado doméstico. El dinamismo de la demanda de crédito ha brindado al sector una oportunidad excepcional para poner a prueba la capacidad de las redes en generar negocio y ganar cuota de mercado frente a los rivales. El resultado de esta fuerte pugna, concentrada básicamente en la actividad crediticia y la comercialización de productos fuera de balance, como los fondos de inversión, ha sido desigual, si bien entidades como Banesto y Popular han demostrado su habilidad para desenvolverse en el negocio minorista en un entorno de fuerte competencia y bajos márgenes.

La inversión crediticia crece a tasas del 14% interanual, y las hipotecas, que representaron la mitad del negocio, a un ritmo del 23%
Los analistas consideran que los ingresos por comisiones irán aumentando y también las ganancias de eficiencia
Las perspectivas para 2004 indican una moderación del crecimiento hipotecario, que obligará a impulsar el crédito al consumo y tarjetas de crédito
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El ejercicio recién terminado también será recordado por la continuada política de reducción de costes, que ha permitido ganar eficiencia y, no menos importante, compensar la debilidad de los ingresos típicos. En fin, las entidades han cerrado un año con la inversión crediticia subiendo a tasas del 14% interanual, y del 23% las hipotecas, que representaron casi la mitad del negocio, según los últimos datos del Banco de España. Sin embargo, esta intensa actividad por el lado del activo no ha tenido una respuesta similar en la captación de depósitos, que sólo aumentaron el 4%, lo que ha provocado que la mayor parte de ellas presentaran notorias asimetrías en el ritmo de crecimiento de su negocio básico a particulares.

Los dos grandes grupos, BBVA y SCH, se volcaron en el mercado doméstico lanzando nuevos productos en campañas orientadas a restar negocio a las cajas de ahorro. Pero sus filiales en Iberoamérica, donde ambos invirtieron 17.000 millones de euros durante la pasada década, han seguido con la actividad al ralentí, con un perfil de bajo riesgo y una gestión selectiva de la base de clientes dirigida a la generación de comisiones por la venta de productos y servicios. Las depreciaciones de las divisas locales y del dólar frente al euro, y los descensos de los tipos de interés en los principales mercados, México y Brasil, provocaron caídas generalizadas tanto en volúmenes como en márgenes en la región. En el caso del Grupo Santander, su beneficio atribuible creció un 16,2%, por encima de los 2.500 millones estimados por su presidente, Emilio Botín, pero sin el citado efecto cambiario lo habría hecho un 31%.

Todos los márgenes del grupo retrocedieron, pero, gracias a los resultados por operaciones financieras y a la reducción de costes, el margen de explotación creció un 2,8%. Los beneficios se vieron impulsados por las menores provisiones para insolvencias, sobre todo en Iberoamérica, y por la generación de ingresos atípicos de la venta de participaciones (Vodafone, Royal Bank of Scotland, Serfin) que se destinaron a amortizar anticipadamente fondo de comercio por 1.719 millones de euros, la mayor parte del brasileño Banespa.

Cuota de mercado

Por el contrario, la red doméstica del SCH demostró su capacidad para generar negocio y ganar cuota de mercado, especialmente en el último trimestre del ejercicio. La banca comercial en España contribuyó en un 36% al beneficio consolidado, con 927 millones de euros (creció un 18%). La inversión crediticia neta aumentó un 21% (31% las hipotecas), y la comercialización de productos de fuera de balance, un 14,5%, lo que permitió que los ingresos por comisiones subieran más del 5%. Sin embargo, los recursos de clientes registraron un crecimiento plano.

Las cuentas del segundo grupo bancario, BBVA, también sufrieron el impacto cambiario de las filiales iberoamericanas, pero, además, el negocio doméstico perdió cuota de mercado, a pesar de una agresiva campaña comercial de nuevos productos que fueron imitados con gran rapidez por la competencia. Su beneficio atribuible creció un 29,5%, y un 42,7% a tipo de cambio constante, superando las previsiones de su presidente, Francisco González, que calificó el año de "excelente".

El aumento del beneficio se fundamentó en un recorte de los gastos del 13%, que compensó las caídas del margen financiero (-13,7%) y de las comisiones (-11,1%), y en las menores provisiones para insolvencias, que se redujeron un 27%.

En banca minorista (España y Portugal), redujo ligeramente su beneficio hasta los 1.239 millones de euros, que representaron más de la mitad de los beneficios consolidados, con un margen de explotación plano. Según analistas, la red comercial no ha aprovechado la favorable coyuntura doméstica para generar mayores ingresos recurrentes y reforzar su posición frente a la presión de las cajas. La inversión crediticia en banca minorista creció un 13,9%, y la hipotecaria, un 18,5%, mientras que los recursos lo hicieron un 1,3%. No obstante, la comercialización de fondos aumentó una media del 11%.

Estrategia del Popular

La banca mediana ha sido claramente la ganadora en márgenes y beneficios, con una fuerte expansión del crédito, tanto en términos de volumen como de cuota de mercado. Banesto y Popular han visto en 2003 una oportunidad de negocio en la que se han volcado aun a costa de sacrificar rentabilidad. Para el grupo Banco Popular, 2003 será recordado por la profunda redefinición de su estrategia y modelo de negocio basados en el crecimiento orgánico con incrementos sostenidos de rentabilidad. La reciente adquisición del portugués Banco Nacional de Crédito ha aportado un 36% más de activos y tres puntos porcentuales al margen financiero, que subió un 13,1%. La proverbial resistencia de la entidad a crecer a través de compras ha resultado finalmente vencida ante la evidencia de que la aportación del BNC ha sido crucial para crecer en negocio y márgenes y poder aguantar la erosión inducida por los bajos tipos de interés.

"El banco conserva de largo su tercer puesto por tamaño y beneficios, y el futuro no nos parece una amenaza para nuestra posición", afirmó el consejero delegado, Ángel Ron.

El beneficio atribuible creció un 12,8%, con aumentos de dos dígitos en todos los márgenes. La inversión crediticia alcanzó una tasa del 29% y del 26,4% en hipotecas, ligeramente inferior a la de 2002, y los recursos de clientes aumentaron un 24,6%.

La otra cara de la nueva estrategia de Banco Popular es, junto al aumento de los gastos de explotación, que crecen un 7,6%, la mitad atribuida al BNC, la reasignación del uso de capital para financiar su intenso crecimiento. La destacada gestión de sus recursos propios y del riesgo han permitido a Banco Popular ser tradicionalmente una entidad excedentaria en capital y con las ratios más elevadas del sector en rentabilidad sobre recursos propios y activos. Ahora, inmerso en un plan a tres años que prevé ganancias de cuota de un cuarto de punto anual y aumentos en beneficios y negocio del 50% para 2006, el banco se propone mantener su ROE en el 25%, nivel con el que cerró el pasado año tras ceder casi dos puntos porcentuales de rentabilidad.

En Banesto, filial del grupo SCH, sus principales magnitudes reflejan el objetivo de su presidenta, Ana Patricia Botín, de hacer del banco "un proyecto de crecimiento". El beneficio atribuible subió un modesto 1,4% por la finalización del crédito fiscal, y los márgenes evolucionaron positivamente, con aumentos en ingresos y comisiones, y unos gastos planos. La entidad gana cada año cuota de mercado y se propone seguir haciéndolo a un ritmo anual de 25 puntos básicos hasta 2006. Su red de oficinas incrementó la inversión crediticia neta un 20,3% (41,4% las hipotecas), lo que tuvo su contrapartida en una escalada de las provisiones para insolvencias del 45%. Por el lado del pasivo, Banesto aumentó sus depósitos un 1,4%, en un ejercicio en que resultó adjudicatario de las cuentas de los juzgados que incrementaron en 2.000 millones sus recursos de clientes. La comercialización de fondos creció un 17,6%. Ana Botín asegura que Banesto tiene el tamaño "adecuado" para competir en el mercado doméstico, donde el crecimiento orgánico "tiene aún mucho recorrido", sin sacrificar rentabilidad. Su ROE se elevó ligeramente, pero tanto el ROA como el coeficiente de solvencia registraron leves retrocesos.

Banesto aportó al grupo SCH en 2002 el 16% de su balance y ocho puntos porcentuales de cuota en créditos.

Comisiones

Bankinter, con una estrategia enfocada hacia clientes de rentas medias-altas, cuya insatisfacción ha aumentado por las altas comisiones que cobra, pero también su número (3,3%), ha puesto la rentabilidad por delante del crecimiento del negocio. La entidad, que proyecta también crecer en el segmento de pymes, aumentó su beneficio un 20,6%, con un ROE del 16,75%, dos puntos porcentuales más que el año pasado. Su consejero delegado, Jaime Echegoyen, espera mantener "el nivel de éxito" con un mix de negocio más equilibrado hacia las pequeñas empresas y con menor peso en hipotecas, segmento en el que la entidad reconoce que ha perdido cuota voluntariamente para no dañar su compromiso de rentabilidad, tras una ejecutoria de crecimiento muy activo.

Las perspectivas para este año apuntan a una moderación del crecimiento hipotecario que obligará a impulsar otros segmentos, como el de empresas y el crédito al consumo, y de forma especial el negocio de las tarjetas de crédito, que en otros mercados está creciendo como la espuma y justificando operaciones de integración. Los volúmenes seguirán siendo decisivos para mitigar la caída de márgenes, que podrían seguir muy ajustados si, como prevén ahora algunos economistas, el BCE decide mantener el tipo de referencia del dos por cien durante este año.

"Creemos que el volumen de hipotecas ha tocado techo, aunque todavía puede crecer por encima del 10% para el conjunto del sistema (bancos y cajas) y acelerarse el crédito a empresas y particulares a medida que la economía vaya mejorando. Somos positivos en crecimiento de beneficios en banca doméstica", afirma Leopoldo Torralba, de Ahorro Corporación.

Además, los analistas consideran que los ingresos por comisiones irán aumentando y también las ganancias de eficiencia, medida como la proporción de gastos sobre ingresos, que se ha convertido en una ratio fundamental y leit motiv para iniciativas de concentración.

En el horizonte no se vislumbran operaciones de concentración o absorción. Compras como la de Barclays sobre Zaragozano o de Sabadell sobre Atlántico no parece que vayan a repetirse este año, a pesar de que el tamaño de algunas entidades se ve insuficiente para seguir compitiendo en solitario. Bancos como Pastor, de exitosa gestión operativa, o Guipuzcoano, empiezan a sentir el aliento de rivales más grandes, pero las probabilidades de que finalmente protagonicen una consolidación con otra institución "es poco probable, por problemas de precio y de accionariado", añade Torralba.

Para el consejero delegado de SCH, Alfredo Sáenz, la banca tiene que ofrecer respuestas como las del sector industrial: una "mentalidad de venta", es decir, el diferencial de crecimiento de los ingresos es clave, y una reducción anual de costes ante lo que define como un "arbitraje global de salarios", o la imparable deslocalización de ciertos servicios bancarios a mercados con costes laborales extraordinariamente bajos.

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