Entrevista:RICHARD ROGERS | Arquitecto | EL PRESIDENTE AZNAR 'INAUGURA' LA AMPLIACIÓN DEL AEROPUERTO DE BARAJAS

"Mi deber es reducir el estrés de los viajeros en el aeropuerto"

Sonríe pese a los imprevistos. Y éstos no son que las obras de la nueva terminal del aeropuerto de Barajas, inaugurada ayer un año antes de que vaya a entrar en funcionamiento, vayan a destiempo, ni que no cuente con los apoyos más firmes para su proyecto. Los imprevistos son que nada más aterrizar ayer en el lugar que Richard Rogers está remozando para el siglo XXI, le robaron el bolso a su mujer: "Esas cosas no pasarán en el nuevo Barajas", afirma el arquitecto británico, que firma su obra junto al Estudio Lamela, de Madrid.

"Desde que hicimos el Pompidou, la arquitectura ha cambiado ...

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Sonríe pese a los imprevistos. Y éstos no son que las obras de la nueva terminal del aeropuerto de Barajas, inaugurada ayer un año antes de que vaya a entrar en funcionamiento, vayan a destiempo, ni que no cuente con los apoyos más firmes para su proyecto. Los imprevistos son que nada más aterrizar ayer en el lugar que Richard Rogers está remozando para el siglo XXI, le robaron el bolso a su mujer: "Esas cosas no pasarán en el nuevo Barajas", afirma el arquitecto británico, que firma su obra junto al Estudio Lamela, de Madrid.

"Queremos lugares amplios, con colores para favorecer la orientación"
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"Desde que hicimos el Pompidou, la arquitectura ha cambiado en dos cosas para bien", dice Rogers, "en los costes ambientales, cosa que no es el caso de los aeropuertos porque ahí son los aviones los que contaminan y no los edificios, y en el diseño, que ha supuesto una auténtica revolución. Ahora podemos convertir este cenicero en un edificio si queremos, antes, no". Pero también ha cambiado para mal en otras dos cosas esenciales: "No hay diversidad. Todo es uniforme. La arquitectura ha perdido identidad. Un edificio de oficinas en Londres es igual que otro en Tokio", afirma. Y el dinero. "Se pone por delante del arte y eso empobrece", afirma.

Los aeropuertos le fascinan. Es de los que defienden su similitud con los grandes templos del pasado, un lugar de cruce de culturas, civilizaciones y vida constante y sin horario de cierre. Se ha metido también a crear la terminal 5 de Heathrow, en Londres, y su objetivo es reducir las tensiones del viajero atosigado, del viajero que llega cansado a los sitios, sin ánimo para sentirse más perdido de lo que ya de por sí se encuentra en las ciudades extrañas. "Mi deber es relajar el estrés que de por sí supone la llegada a un aeropuerto", afirma.

No está acostumbrado a este tipo de inauguraciones a crédito, es decir, a un año vista de que entren en funcionamiento las cosas por motivos electorales, pero tampoco le parece mal: "Es increíble la rapidez con que se han hecho las cosas aquí. En ocho años vamos a terminar las obras, y en Heathrow, que es un proyecto mucho menor, tardaremos 20", afirma. "Eso es bueno para el presupuesto. Aquí, creo que no ha sobrepasado un 10% del total, cuando lo normal es que las cosas cuesten el doble y es precisamente por la rapidez con que se ha hecho, eso es ahorro", asegura.

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Para Barajas, Lamela y él han proyectado unas terminales que mezclan espacio y color. "El espacio es un lujo barato de nuestro tiempo", dice. "No en Madrid", se le replica. "Me refiero para este tipo de obras públicas", puntualiza. "Queremos lugares amplios, con colores como los del arco iris para favorecer la orientación de los viajeros y con espacios de luz y de sombra, que ésa es la clave de la arquitectura, el equilibrio entre luz y sombra, para que se relajen quienes llegan a ellos", afirma.

Se ha inspirado en las grandes catedrales góticas. "Sí, me gustan los techos altos. El de la nueva obra tiene 15 metros en total", asegura mirando al techo chato de su hotel en Madrid, donde se realiza la entrevista y alzando la mano en un gesto de grúa metafórica.

"Pero quien puede explicar esto muy bien es Carlos", asegura Rogers, dando coba a su socio madrileño, el joven arquitecto Lamela, de aspecto más formal, encorbatado en contraposición a la camisa blanca de cuello mao y el pantalón de pana que va a llevar Rogers al acto del día. El trabajo de Lamela no ha pasado desapercibido en Madrid: ha hecho la reforma del estadio Santiago Bernabéu y dirige también un estudio bien grande con 90 personas a su cargo. "No crea que son todos arquitectos, hay ingenieros, diseñadores, personal administrativo, pero todo el mundo se implica porque la arquitectura es un arte en equipo", explica Rogers.

España le parece un lugar propicio para rendir tributo a las catedrales. "Es un país increíble, con gótico y románico, como en toda Europa, pero además, con toda esa arquitectura árabe que le hace único en Europa", asegura. Pero no es eso lo que le parece solamente fascinante. Son otras cosas. "La regeneración de la que ustedes han sido capaces. Barcelona es la ciudad de Europa que ha experimentado la regeneración urbanística más asombrosa del continente", afirma.

¿Y Madrid? "Madrid es la ciudad más vital que he conocido", afirma, "y no es tan caótica urbanísticamente hablando. Desde fuera la vemos mejor organizada de lo que ustedes creen", afirma Rogers. Y una de las claves de esa vitalidad es la pugna constante que existe entre dos grandes ciudades. "Se de la rivalidad y la competencia que mantienen constantemente con Barcelona. Eso es buenísimo. En el Reino Unido no existe. Todo se centra en Londres, una ciudad de 8 millones de habitantes, mucho más grande que el resto, incapaces de competir con ella como metrópolis", dice.

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