Las feministas marroquíes vigilarán la aplicación del Estatuto de la Mujer

La ley, que acaba de ser aprobada, encontrará fuertes resistencias

"Se ha dado un gran paso, pero hay que permanecer en guardia para ver cómo se aplica". Leila Rahiwi resume así la tarea que las asociaciones de mujeres de Marruecos se han fijado cuando está a punto de entrar en vigor el código de la familia, que prácticamente equipara a hombres y mujeres. "Es una ley que modifica en profundidad hábitos vigentes desde hace siglos y habrá fuertes resistencias", añade la coordinadora de Printemps d'Égalité (Primavera de Igualdad), la red que reagrupa a las organizaciones feministas del reino.

El primero en anunciar su empeño en lograr que el código se pon...

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"Se ha dado un gran paso, pero hay que permanecer en guardia para ver cómo se aplica". Leila Rahiwi resume así la tarea que las asociaciones de mujeres de Marruecos se han fijado cuando está a punto de entrar en vigor el código de la familia, que prácticamente equipara a hombres y mujeres. "Es una ley que modifica en profundidad hábitos vigentes desde hace siglos y habrá fuertes resistencias", añade la coordinadora de Printemps d'Égalité (Primavera de Igualdad), la red que reagrupa a las organizaciones feministas del reino.

"Los jueces son conservadores, y la ley les deja un amplio margen de maniobra"

El primero en anunciar su empeño en lograr que el código se ponga en práctica de manera "perfecta" fue, el martes, el propio rey Mohamed VI cuando recibió a los presidentes de ambas Cámaras. Fue él quien instó al Parlamento, hace cuatro meses, para que aprobará una ley que, aún conservando elementos del derecho coránico, acerca en gran medida la legislación marroquí a las normas de las democracias europeas.

El código de familia establece la igualdad jurídica en el seno de la pareja, eleva hasta los 18 años la edad del matrimonio para las chicas, restringe drásticamente la poligamia, dificulta la repudiación, protege a la mujer divorciada o repudiada -que puede conservar sus propiedades, tiene derecho a una vivienda, mantiene la patria potestad-, instaura el divorcio con mutuo consentimiento, faculta a las esposas para solicitar la separación y permite a un padre natural reconocer a su hijo, entre otras medidas.

"Reitero que la reforma es un gran avance", afirma Leila Rahiwi, "ante todo porque acaba con la iniquidad que convierte a las mujeres repudiadas y a sus hijos en mendigos callejeros carentes de hogar y de recursos". "Pero aun así es mejorable", recalca. "Pese a que el matrimonio es ahora corresponsable, permite, por ejemplo, al marido delegar, en caso de fallecimiento, la tutela de sus hijos a uno de sus hermanos en lugar de su esposa", prosigue. "Tampoco autoriza, por otra parte, al hijo, nacido de una violación, a averiguar quién es su padre".

Para que esta "revolución cultural", como la describe Abdelhak Tazi, senador de Istiqlal (Partido Nacionalista), salga adelante el Estado marroquí va a hacer esfuerzos. Ahmed Tufic, el ministro de Asuntos Religiosos, ha ordenado, por ejemplo, a los imames que en sus prédicas en las mezquitas divulguen el nuevo código de la familia.

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El titular de Justicia, Mohamed Buzubaa, está, por su parte, habilitando alas en los juzgados para los tribunales de familia que, a partir de ahora, tendrán una sobrecarga de trabajo. Prevé también organizar cursillos de formación para aquellos que impartan la ley pero, en una conversación con este periódico, reconoció que "faltan magistrados".

Para colmar este déficit Buzubaa va a rescatar de la jubilación a cientos de jueces sexagenarios y jubilados. Leila Rahiwi frunce el ceño ante esta última medida. "Los actuales jueces son de por sí conservadores", y a continuación deja entrever que los jubilados pueden serlo aún más. "Y la ley les deja un amplio margen de maniobra", señala.

Incluso los miembros de la Comisión Consultiva que, nombrada por el rey, allanó el camino de la reforma, reconocen que será arduo. "Factores como el peso de la tradición o la mentalidad imperante constituyen un obstáculo de envergadura a la hora de aplicar el proyecto", admite Mohamed Jamlichi. "Sobre todo en una sociedad con tantas mujeres analfabetas a las que es difícil, primero, hacer llegar la información -Primavera de Igualdad prepara miles de folletos didácticos- y después lograr que reivindiquen sus derechos", precisa Rahiwi.

Esta feminista se muestra, sin embargo, esperanzada a medio plazo. "La vigilancia que ejerceremos nos permitirá averiguar en qué falla la aplicación y solicitar, a través de grupos parlamentarios, que se introduzcan enmiendas que inciten a aplicar la ley con más ecuanimidad", concluye Rahiwi.

Mujeres marroquíes con sus hijos pasean por el centro de Tánger.B. PÉREZ

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