Columna

Campañas

Me entristece que la Junta Electoral la haya tomado con ese hombre rumboso que es el ministro Zaplana (hoy más valioso, si cabe, perdido que hemos al potente y dionisíaco Cascos). Las campañas de Zaplana recalentaban mi corazón, sobre todo cuando los anuncios salían uno tras otro, lo que ocurría siempre y en todas partes. Joven que vale y tiene derecho a un empleo como está mandado, jubilado estremecido por los aumentos de su pensión y dispuesto a comprarse un condominio en Miami y un braguero de chinchillas, autónomo haciendo planes para regalarle a su mujer un BMW... Entre Garci y Spielberg,...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Me entristece que la Junta Electoral la haya tomado con ese hombre rumboso que es el ministro Zaplana (hoy más valioso, si cabe, perdido que hemos al potente y dionisíaco Cascos). Las campañas de Zaplana recalentaban mi corazón, sobre todo cuando los anuncios salían uno tras otro, lo que ocurría siempre y en todas partes. Joven que vale y tiene derecho a un empleo como está mandado, jubilado estremecido por los aumentos de su pensión y dispuesto a comprarse un condominio en Miami y un braguero de chinchillas, autónomo haciendo planes para regalarle a su mujer un BMW... Entre Garci y Spielberg, una delicia.

Y van y le cortan el fluido. No me parece serio, porque pienso que don Eduardo era el hombre clave para concebir y perpetrar una verdadera campaña de información por tierra, mar y Urdaci, que estamos necesitando con desafuero.

Es decir: ¿cómo tiene que vestirse una mujer maltratada para presentarse ante el juez sin despertar sus fundadas sospechas? ¿Túnica de tela de saco y ceniza en los cabellos? ¿Vale un hábito morado con cordón amarillo en la cintura? ¿Pies descalzos? ¿Alpargatas? ¿Deberá disfrazarse como la pobrecita Piel de Asno de la fábula, que se afeaba para que no la atacara el varón reglamentario? ¿Quizá el punto Bergman medieval de El manantial de la doncella?

Creo que el Ministerio de Trabajo, Asuntos Sociales y Todas Putas, de probado renombre y prestigio, habría realizado un gran servicio a las mujeres maltratadas y al mundo en general de haber divulgado una serie de anuncios educativos y prácticos. "¿Te han maltratado? ¿Vas a juicio? ¿No sabes qué ponerte? ¿Quieres caerle bien al juez?". Y patatín y patatán, y que si falda corta ni se te ocurra, nada de Purificación García ni de Adolfo Domínguez, y diseñadores extranjeros ni hablar, mucho peor. Y cuidado con los abalorios, esas pulseras, no, ¡y esos pendientes! "¿Cómo se te ocurre ponerte esos pendientes, pedazo de zorra?".

Más adelante se podría elaborar una publicidad explicando a la población el abracadabrante Misterio de Ciertos Togados. Es decir, cómo es posible que, por el simple hecho de ir vestido de magistrado, un tipo parezca un juez, y no un canalla de alma negra, cargado de prejuicios miserables.

Archivado En