Reportaje:

Las 'industrias' más antiguas del Corredor del Henares

El desdoblamiento de la M-206 saca a la luz en San Fernando uno de los mayores poblados del periodo calcolítico en España

Las primeras industrias de la región tienen 4.000 años de historia y se encuentran a tres metros bajo tierra, junto a uno de los mayores y más modernos polígonos industriales del Corredor del Henares, el Parque Industrial de San Fernando.

Esto es al menos lo que sospechan los arqueólogos de la Comunidad de Madrid, que han descubierto uno de los mayores poblados del periodo calcolítico de España mientras removían tierras para desdoblar la carretera M-206, que une San Fernando y su polígono industrial.

El hombre del calcolítico ya sabía distinguir los minerales y piedras que en la ...

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Las primeras industrias de la región tienen 4.000 años de historia y se encuentran a tres metros bajo tierra, junto a uno de los mayores y más modernos polígonos industriales del Corredor del Henares, el Parque Industrial de San Fernando.

Esto es al menos lo que sospechan los arqueólogos de la Comunidad de Madrid, que han descubierto uno de los mayores poblados del periodo calcolítico de España mientras removían tierras para desdoblar la carretera M-206, que une San Fernando y su polígono industrial.

El hombre del calcolítico ya sabía distinguir los minerales y piedras que en la naturaleza contienen cobre y extraer de ellos este metal. Pero no sólo eso, también era capaz de fundirlo y elaborar las primeras herramientas metálicas de la historia de la humanidad. Por eso al periodo calcolítico también se le conoce como la Edad del Cobre. Y también por eso, y aunque las técnicas utilizadas eran todavía muy primitivas, los arqueólogos denominan industria al hecho de que el hombre trabajara los metales.

"En este yacimiento hemos encontrado punzones y otras herramientas hechas con cobre", explicó ayer Miguel Rodríguez, uno de los cuatro directores de la excavación. Rodríguez realizó estas declaraciones en la visita que la Consejería de Transportes y el Ayuntamiento de San Fernando de Henares organizaron ayer por la mañana al yacimiento. Al acto asistieron el consejero, Francisco Granados; la alcaldesa, Montserrat Muñoz, y los responsables de la excavación, además de dos de los mejores conocedores españoles de ese periodo, el catedrático de Arqueología de la Universidad de Valladolid, Germán Delibes, y la catedrática de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Madrid, Concha Blasco.

Los responsables del patrimonio histórico regional sabían desde hace años que la zona donde ha sido encontrado el poblado, enclavada en la ribera del Jarama, era hace miles de años el marco ideal para que los hombres del calcolítico llevaran una vida apacible. No faltaba la caza, había pastos para el ganado, la tierra era fértil para el cultivo del cereal y abundaban los árboles frutales como el manzano.

Antiguas excavaciones habían permitido encontrar restos arqueológicos importantes en la zona, como ayer recordó el director del Museo Arqueológico Regional, Enrique Baquedano. De hecho, este museo guarda entre sus depósitos varias piezas halladas en anteriores excavacions.

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Pero lo que todos desconocían, y el desdoblamiento de la M-206 ha puesto de manifiesto, es que bajo los antiguos cultivos que rodean a esta vía había uno de los mayores poblados del calcolítico descubiertos en España y en Europa.

"La cerámica campaniforme es la seña de identidad de los habitantes de esa época", explicó Germán Delibes. "Es una cerámica asociada a los ritos funerarios que ha sido encontrada en muchos lugares de España y de Europa, por lo que en el pasado se llegó a especular con que esta cultura llegara a formar una especie de imperio europeo de la extensión del de Carlos I. Teníamos mucha información sobre los ritos funerarios de esta población, pero muy poca de su vida diaria. Por eso este yacimiento es tan extraordinario, porque nos permitirá conocer con mucho detalle cómo vivían estos antepasados nuestros", añadió Delibes.

El yacimiento, que ha sido bautizado como Camino de las Yeseras, tiene una extensión de casi cinco hectáreas, de las que ha sido excavada menos de la mitad. Por ese motivo los arqueólogos no se atreven a aventurar la población que podía vivir en el poblado. Lo que sí han encontrado son varias cabañas (saben dónde están por los restos orgánicos en el suelo, por el carbón de las hogueras y por los agujeros usados para encajar la estructura de madera de sus hogares) y restos de una intensa actividad agrícola, ganadera y metalúrgica.

Entre los objetos hallados destacan punzones de metal, puntas de flecha y útiles cortantes de sílex y los huesos que aclaran la dieta carnívora de los hombres del calcolítico: mucha oveja y cabra y también algo de cerdo y de vaca. Los arqueólogos también han descubierto silos para almacenar los excedentes de cereal cultivado o de frutas recolectadas. La estructura de los silos es sencilla: un gran agujero en el suelo que cubrían con ramas y hojarasca para proteger los alimentos.

Los arqueólogos tienen todavía un mes por delante para excavar el yacimiento del Camino de las Yeseras antes de que éste sea cubierto por el asfalto. En este periodo bajan el nivel del suelo con mimo, centímetro a centímetro. Todos los objetos hallados son registrados y fotografiados. "Cada actividad de los habitantes del poblado deja un rastro en el suelo. Nosotros debemos ahora recoger el máximo de restos posibles para luego proyectar cómo era la vida diaria en el poblado. De esta forma podemos conocer al detalle qué hacían sus habitantes: donde comían, dormían, cocinaban, manufacturaban el cobre, producían cerámica, curtían pieles, etcétera", explicaron los arqueólogos.

Cuando las excavaciones terminen, dos carriles de la M-206 pasarán por encima de los restos del poblado. Por esta carretera serán transportadas muchas mercancías producidas por las industrias cercanas, industrias cuyo origen se remonta a 4.000 años atrás y cuyos pioneros fueron los habitantes del poblado que ahora sale a la luz.

Con los muertos en casa

La muerte no era para los habitantes del calcolítico el fin de su relación con sus seres queridos. "Ellos proyectaban la vida en el más allá como algo que no cortaba los lazos entre familiares y allegados", explican los responsables de la excavación del yacimiento del Camino de las Yeseras.

Este hecho explica un fenómeno que puede sorprender: las familias enterraban a sus muertos en el interior o junto las cabañas en las que vivían. Y no sólo eso: si la familia se trasladaba, se llevaba con ella los restos de los seres queridos enterrados en el hogar.

Este hecho explica que en el poblado calcolítico de San Fernando de Henares se mezclen los restos funerarios de los muertos con los de la vida terrenal de los vivos: comida, utensilios, cenizas del fuego...

Las tumbas cuentan con un ajuar que debía servir al fallecido en su vida en el más allá. Normalmente, este ajuar estaba compuesto por tres piezas cerámicas: un cuenco, una olla y un vaso. "Pensamos que la cerámica podía contener alimentos o cerveza que sirviera al fallecido para el camino que le quedaba por recorrer. Pero no podemos estar seguros, porque la materia orgánica no sobrevive al paso del tiempo", aventura Miguel Rodríguez.

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