Editorial:

La paz según Sharon

Por si el reciente mensaje del primer ministro israelí sobre su idea de paz no fuese lo bastante nítido, un nuevo ataque de blindados y helicópteros en Gaza, calificado de rutinario por el Ejército, causaba ayer la muerte de ocho palestinos, algunos ajenos por completo a las escaramuzas. El rebrote sangriento, tras casi un mes de calma relativa, sigue a la muerte de dos soldados israelíes y se produce mientras la diplomacia egipcia pugna, sin éxito, por forzar en El Cairo un alto el fuego de 13 organizaciones terroristas palestinas.

Sharon esbozó la semana pasada, más que un plan de paz...

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Por si el reciente mensaje del primer ministro israelí sobre su idea de paz no fuese lo bastante nítido, un nuevo ataque de blindados y helicópteros en Gaza, calificado de rutinario por el Ejército, causaba ayer la muerte de ocho palestinos, algunos ajenos por completo a las escaramuzas. El rebrote sangriento, tras casi un mes de calma relativa, sigue a la muerte de dos soldados israelíes y se produce mientras la diplomacia egipcia pugna, sin éxito, por forzar en El Cairo un alto el fuego de 13 organizaciones terroristas palestinas.

Sharon esbozó la semana pasada, más que un plan de paz, un borrador de anexión de media Cisjordania. Así hay que interpretar la advertencia que hizo a la Autoridad Palestina de que o empezaba rápidamente a aplicar la Hoja de Ruta o, de lo contrario, él tomaría las decisiones por ambos bandos. El líder ultranacionalista conminaba a la Autoridad Palestina a desmantelar las redes del terror, exigencia que figura en el plan que apoyan EE UU y la UE, pero olvida que ese documento establece la necesidad de que Israel congele una colonización de los territorios ocupados que Sharon apoya sin cesar con financiación y nuevos colonos.

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El primer ministro israelí amenaza, si no cesan las operaciones de Hamás y otros grupos fundamentalistas, con establecer su propia frontera, basada en la continuación del muro, que lleva ya 150 kilómetros de trazado y cuya vocación es la de engullir media Cisjordania, territorio que sería anexionado por Israel. Ello obligaría a desmantelar unas docenas de colonias israelíes aisladas, así como a liquidar un centenar de asentamientos no autorizados, que son apenas un chiringuito sobre una colina y que nunca han sido más que moneda de cambio en futuras negociaciones.

El negocio sería no sólo territorial, sino económico, porque Israel debe mantener hoy casi 500 puestos de vigilancia en los territorios ocupados, cuyo número se reduciría drásticamente. Ese cumplimiento de la Hoja de Ruta, aún sólo futurible, le debe parecer suficiente al líder israelí para apostrofar a los palestinos por no estar dispuestos a matarse entre sí a cambio de casi nada. La geografía de Sharon es todo menos una carta de paz.

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