Editorial:

Teledirigidos

El Partido Popular de Madrid ha alegado la "impecable trayectoria profesional" del periodista Manuel Soriano, jefe de prensa de Esperanza Aguirre durante su etapa como ministra de Educación y Cultura y presidenta del Senado, para justificar su designación como director general de Telemadrid. Las reservas a su nombramiento no surgen de la anterior trayectoria profesional de Soriano, sino de su bien reciente dedicación a tareas de propaganda de la nueva presidenta de la Comunidad de Madrid. No parece la mejor carta de presentación para dirigir una radiotelevisión pública, que, de acuerdo con sus...

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El Partido Popular de Madrid ha alegado la "impecable trayectoria profesional" del periodista Manuel Soriano, jefe de prensa de Esperanza Aguirre durante su etapa como ministra de Educación y Cultura y presidenta del Senado, para justificar su designación como director general de Telemadrid. Las reservas a su nombramiento no surgen de la anterior trayectoria profesional de Soriano, sino de su bien reciente dedicación a tareas de propaganda de la nueva presidenta de la Comunidad de Madrid. No parece la mejor carta de presentación para dirigir una radiotelevisión pública, que, de acuerdo con sus estatutos, está obligada a observar los principios de objetividad, imparcialidad y pluralismo político en su quehacer informativo.

El nuevo director general merece un margen de tiempo para demostrar su capacidad profesional y su voluntad de independencia. Pero será inevitable que se le reciba como un comisionado político interesado en satisfacer los designios de su valedora y del PP. La premura con que se ha actuado, apenas constituido el nuevo Consejo de Administración, pasando por encima de la preceptiva consulta al Consejo Asesor, sin debate y sin buscar el consenso, es un indicio claro de que esos designios han prevalecido sobre otras consideraciones.

Todos los partidos con responsabilidades de gobierno tienen una irrefrenable tendencia a apropiarse de los medios de comunicación públicos. Hay numerosos precedentes en todo el arco político -el portavoz de la Junta de Andalucía pasó en su día a ocupar la dirección general de Canal Sur-; pero Telemadrid había salvado hasta ahora al menos las apariencias. El nombramiento decidido por Aguirre rompe sus compromisos electorales y supone un serio retroceso. Es de esperar que el Gobierno de izquierdas que se constituya en Cataluña marque en este terreno un nuevo rumbo y no incurra en este tipo de prácticas abusivas.

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