Reportaje:

La reconversión de los locutorios

Los nuevos locales se denominan 'centros de comunicación' y ofrecen múltiples servicios, entre ellos el envío de dinero

Los viejos locutorios, de no más de 10 metros cuadrados, han tenido que modernizarse para poder subsistir entre los cientos que están proliferando en toda Barcelona. Ahora, los nuevos se denominan centros de comunicación y, además de ofrecer llamadas a larga distancia, ofrecen conexión a Internet, servicio de envío de faxes, una pizarra con anuncios de todo tipo, venta de equipos relacionados con ordenadores, cafetería y -lo más lucrativo- el envío de dinero.

En el año 2000 había alrededor de 40 locutorios registrados en toda la ciudad, una cifra que casi se ha multiplicado por c...

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Los viejos locutorios, de no más de 10 metros cuadrados, han tenido que modernizarse para poder subsistir entre los cientos que están proliferando en toda Barcelona. Ahora, los nuevos se denominan centros de comunicación y, además de ofrecer llamadas a larga distancia, ofrecen conexión a Internet, servicio de envío de faxes, una pizarra con anuncios de todo tipo, venta de equipos relacionados con ordenadores, cafetería y -lo más lucrativo- el envío de dinero.

En el año 2000 había alrededor de 40 locutorios registrados en toda la ciudad, una cifra que casi se ha multiplicado por cinco. Ahora hay registrados, según el Ayuntamiento, 198 locutorios, que se concentran en Ciutat Vella, el distrito con más inmigración. En Sarrià-Sant Gervasi no hay ningún local de este tipo.

Barcelona es, después de Madrid, la provincia con mayor volumen de transferencias de dinero
En 2000 había 40 locutorios en Barcelona. Ahora hay registrados 198

El número de locutorios que existe realmente en la ciudad puede ser muy superior al que figura en el registro municipal. Javier Benito, dueño de dos centros de comunicación de Barcelona, estima que en la ciudad "hay más de 600 locutorios". "Lo que pasa es que sus dueños no están acostumbrados a tener los papeles en regla y hay evasión fiscal." Sólo el 3% de los dueños de estos establecimientos no son inmigrantes.

Analía Varas, de origen peruano, es la encargada de uno de los dos locutorios Netaphone ubicados en la calle de Verdi de Gràcia, cuya dueña es inglesa. Cada uno de estos locales ofrece desde conexión a Internet hasta envío de dinero. "A final de mes hay mucho movimiento porque es cuando la gente cobra", explica Vargas, quien agrega que la mayoría de los clientes son latinoamericanos, sobre todo ecuatorianos.

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Los locutorios funcionan como intermediarios entre las empresas de envío de dinero y el cliente. Existen varias compañías que prestan este servicio, como Western Union, RD Money Transfer o Money Gram. En los locales de Netaphone se ofrecen los servicios de dos compañías distintas, debido a que cada una tiene tarifas especiales para cada región.

Las tarifas también varían de acuerdo con la cantidad de dinero que se envíe y la rapidez con que llega a su destinatario. De este modo, RD Money Transfer entrega el dinero en 24 horas y cobra una media de 6,01 euros; Money Gram garantiza el envío en 15 minutos, pero su comisión es mayor y Wester Union también promete una transacción "en cuestión de minutos". ¿El negocio para los locutorios? Se llevan entre el 1 y el 2% de comisión por cada envío.

Barcelona es, después de Madrid, la segunda provincia de España con mayor volumen de transferencias, según la empresa Western Union. El volumen de transferencias en el año 2002 aumentó el 37% respecto a 2001. Según cifras del Banco de España, en el año 2002, el envío de remesas al exterior fue de 2.371 millones de euros en toda España. Y, hasta el mes de junio de este año, se registraron 1.331 millones de euros en transacciones de este tipo.

Existe un máximo de dinero que se puede enviar al exterior sin autorización del Banco de España. En Western Union, por ejemplo, una persona sólo puede enviar hasta 3.005 euros al día. "A partir de esta cantidad se debe comunicar al Banco de España", explica un portavoz de la empresa.

La razón, aparte de la lucrativa, por la cual se ofrece este tipo de servicios en locutorios, es obvia: la mayoría de sus clientes son inmigrantes. Son éstos los que, en su mayoría, tienen la necesidad de enviar mensualmente parte de sus ganancias a sus familiares en todo el mundo. También es una cuestión de confianza. Analí Varas no duda en asegurar que este sistema es "más fiable".

Para que un locutorio pueda convertirse en un agente de envío de dinero necesita un certificado aprobado por el Banco de España, necesario para que el Ayuntamiento conceda la licencia.

La venta de comida y bebidas es otro de los nuevos servicios que ofrecen los locutorios o centros de comunicaciones, aunque en muchas ocasiones los dueños de estos locales no han solicitado el preceptivo permiso para despachar este tipo de productos, según señala un portavoz del distrito de Nou Barris.

Cada locutorio tiene su particular y genuina idiosincrasia. Según su dueño y el sitio donde se encuentra, un locutorio puede atraer a colectivos de determinados países. Por ejemplo, en el barrio de Gràcia, los inmigrantes que frecuentan estos centros son, en su mayoría, latinoamericanos. En la calle del Comerç son los marroquíes los principales asiduos de los locutorios, mientras qu en la Rambla del Raval abundan las ofertas para llamar a Pakistán, origen de buena parte de los inmigrantes de la zona. El dueño de uno de estos locales situados en este paseo, Hussein,asegura que tener un locutorio no es negocio. "Lo mantengo porque es de mi familia desde hace más de 10 años y ya es muy conocido en esta zona", explica.

Javier Benito considera que los inmigrantes no montan un locutorio con ánimo empresarial, sino por necesidad de trabajo. "De lo contrario, serían obreros de una constructora. Los dueños inmigrantes de los locutorios buscan un estatus y, por eso, aunque no ganen dinero, se aferran a él", explica.

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