Crítica:COMER

Mezcla de sabores en un 'bistrot' de corte árabe

MICONO, nuevo local de Santiago Segura en Madrid

Un buen cocinero libanés, Fouad Hassan, con el respaldo de cuatro socios entre los que figura el conocido actor Santiago Segura, han puesto en pie en Madrid este restaurante diminuto donde se sirve cocina árabe con toques de bistrot y detalles gastronómicos neoyorquinos. Un puzzle a la última que desorienta a los recién llegados. Gracias a la experiencia acumulada en Minabo, restaurante de fusión sushi-mex lanzado hace dos años por este mismo grupo, a las pocas semanas de su inauguración se aprecia una desenvoltura innegable. De la puesta en escena, incluida la estética de...

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Un buen cocinero libanés, Fouad Hassan, con el respaldo de cuatro socios entre los que figura el conocido actor Santiago Segura, han puesto en pie en Madrid este restaurante diminuto donde se sirve cocina árabe con toques de bistrot y detalles gastronómicos neoyorquinos. Un puzzle a la última que desorienta a los recién llegados. Gracias a la experiencia acumulada en Minabo, restaurante de fusión sushi-mex lanzado hace dos años por este mismo grupo, a las pocas semanas de su inauguración se aprecia una desenvoltura innegable. De la puesta en escena, incluida la estética de las vajillas y el servicio de mesa, se ha ocupado la estilista venezolana Elisa Schumaceiro. Y de la elaboración de los platos no árabes, la nicaragüense Candy Martínez. Una suma de caprichos de la ideóloga de la casa, la panameña Marcela Ciacci, que ha pretendido rodearse de las delicadezas que a ella misma le gustan.

MICONO

Alberto Bosch, 14. Madrid.

Teléfono: 914 29 90 70.

Cierra domingos.

Precio aproximado por persona, entre 30 y 35 euros. Menú Micono, 26 euros. Ensalada de pollo al curry, 10 euros. Pizza armenia, 8 euros. Hamburguesa con patatas crujientes, 15 euros. 'Brownie', 3,60.

Pan ... 7

Café ... 7

Bodega ... 4

Ambiente ... 5,5

Servicio ... 4

Aseos ... 6

Autenticidad en los platos

Fouad Hassan no puede negar que durante años trabajó en el madrileño De Funny, restaurante libanés de hondo arraigo. Credencial de peso que explica por qué la mayoría de sus especialidades tienen una autenticidad incuestionable. Lo demuestran los mezze, aperitivos que configuran un listado interesante: soberbio el babaganush (crema de berenjenas asadas), intrascendente el hummus (crema de garbanzos) y aceptable la harisa (crema de pimientos picantes). Es buena la pizza armenia, con tomate y carne especiada; delicados los dolmades (hojas de parra rellenas); bastante rústicos los falafel (albóndigas vegetales), e intrigantes las somosas (miniempanadillas rellenas de espinacas). Cocina vegetal, muy dietética y aromática, capaz de entusiasmar a los adictos a las fragancias árabes.

Entre los segundos se intercalan los aciertos con platos sin redondear todavía. Si la brocheta de pollo merece alabanzas, la de cordero se antoja fibrosa. Tampoco pasan de discretos los dos cuscús, el de cordero y el de vegetales, que no mejoran con la salsa de yogur con que se aderezan. Desilusiona la hamburguesa, demasiado reseca, vago remedo de la del Club 31 neoyorquino, pero sí dan la talla las guarniciones, el arroz pilaf, la ensalada verde y el pepino con yogur al estilo griego. Lástima que el local sea tan ruidoso, las sillas tan incómodas

y el servicio de sala ande necesitado de un cursillo de formación acelerado.

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Comedor de Micono, en Madrid. En la foto pequeña, plato de cuscús.SANTI BURGOS

ENSALADAS Y PANES

MICONO propone una extraña fusión de conceptos que abre las puertas a platos tan sugerentes como la ensalada verde con mostaza de Dijon, la ensalada de lentejas con queso de cabra, la de cuscús con piñones y, sobre todo, la de pollo al curry, muy recomendable. Ensaladas apátridas, a excepción del excelente tabulé. Otro de sus atractivos es el surtido de panes, atípicos y muy interesantes. Son tentadores los palitos árabes horneados / fritos, rociados con semillas de sésamo; un poco grasientos los triángulos de pan de pita fritos, y deliciosa la focaccia árabe, más liviana que el conocido pan italiano, que se barniza con aceite de oliva y orégano. Aunque los postres no resultan sugerentes, son mejores de lo que aparentan. Junto a la tarta de manzana, ideal para salir del paso, la casa ofrece una acertada espuma de limón con fresa. Y un brownie (pastel de chocolate caliente) con helado que merece figurar entre sus mejores especialidades. Carece de interés la bodega.

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