Valdivieso analiza la pintura barroca sevillana

Enrique Valdivieso, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla y autor de más de veinte publicaciones, ha culminado 27 años de estudio con la publicación de Pintura barroca sevillana (Ediciones Guadalquivir), la obra más ambiciosa de toda su carrera y en la que analiza el que él considera "el periodo culmen del arte español".

El libro, el más amplio estudio realizado hasta ahora de este periodo, analiza y reproduce 591 obras de los siglos XVI al XVIII. A lo largo de 600 páginas, Enrique Valdivieso (Valladolid, 1943) descubre nuevas atribuciones de pinturas ante...

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Enrique Valdivieso, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla y autor de más de veinte publicaciones, ha culminado 27 años de estudio con la publicación de Pintura barroca sevillana (Ediciones Guadalquivir), la obra más ambiciosa de toda su carrera y en la que analiza el que él considera "el periodo culmen del arte español".

El libro, el más amplio estudio realizado hasta ahora de este periodo, analiza y reproduce 591 obras de los siglos XVI al XVIII. A lo largo de 600 páginas, Enrique Valdivieso (Valladolid, 1943) descubre nuevas atribuciones de pinturas antes catalogadas como anónimas y rebate algunas firmas de lienzos que cuelgan en importantes museos.

"El Metropolitan Museum de Nueva York tenía un San Miguel Arcángel firmado como Zurbarán; pero es de Ignacio de Ríes, un discípulo suyo de origen flamenco. La serie de las santas que muestra el Bellas Artes de Sevilla con la cartela de Zurbarán, ya sabemos también que son de un discípulo suyo", comenta Valdivieso.

Entre las novedades de este volumen destaca, además de un prólogo que sitúa la sociedad, la economía y la religión de la época; la confirmación de la autoría de varias obras. "He podido confirmar la autoría de Pacheco de una Santa Catalina de Siena, que es de un particular; la de Roelas de un Martirio de San Juan Evangelista, que pertenece a un galerista de Washington, y también que Retrato de caballero, un lienzo de Velázquez que cuelga en el Prado, es el retrato del pintor Francisco Pacheco", afirma. "Este descubrimiento fue muy curioso porque lo hice gracias a un documento en el que Pacheco dice que se autorretrató en El juicio final 'entre los bienaventurados para estar entre ellos cuando llegue la hora'. Este lienzo está en el Museo Goya de Castres (Francia), fui a verlo y efectivamente son las facciones que pintó Velázquez", desvela Valdivieso.

Aproximadamente la mitad de los lienzos analizados por el catedrático están en Sevilla y su provincia, un 25% en el resto de España y el otro 25% en museos y colecciones del extranjero. Algunas de las obras que reproduce se encuentran en museos como el Ermitage ( San Petersburgo), el Louvre (París), la National Gallery (Londres), el Metropolitan (Nueva York) o Galería Corsini (Roma).

"El barroco sevillano está repartido por los mejores museos del mundo. Las obras de Velázquez, Murillo o Alonso Cano eran muy populares en su época. Había una gran demanda y se exportaron muchos", dice. Valdivieso había dedicado buena parte de su libro Historia de la pintura sevillana (2002) al barroco; pero en esta ocasión el número de obras estudiadas se multiplica por tres.

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