ESPUMAS Y AIRES | ELECCIONES EN CATALUÑA

Periodismo y periodo

Tengo entendido que los redactores de las radios y televisiones públicas de Cataluña no firmaron sus informaciones durante un día de esta campaña. Fue una idea estupenda. Los redactores están en contra de que el minutaje de las informaciones electorales lo marque el Parlament: dicen que hay que aplicar criterios periodísticos a la información electoral. ¡Criterios periodísticos! ¡En esos días! Una campaña electoral es el momento álgido del llamado "periodismo de declaraciones". Es decir, este oxímoron caracterizado por la anulación del fundamento del periodismo, que es el de mediar. Cada día d...

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Tengo entendido que los redactores de las radios y televisiones públicas de Cataluña no firmaron sus informaciones durante un día de esta campaña. Fue una idea estupenda. Los redactores están en contra de que el minutaje de las informaciones electorales lo marque el Parlament: dicen que hay que aplicar criterios periodísticos a la información electoral. ¡Criterios periodísticos! ¡En esos días! Una campaña electoral es el momento álgido del llamado "periodismo de declaraciones". Es decir, este oxímoron caracterizado por la anulación del fundamento del periodismo, que es el de mediar. Cada día de campaña los medios reproducen la voz de los líderes políticos. Sus proclamas. Lo hacen con gran impasibilidad. Para apreciar hasta qué punto basta observar el argumento más repetido en esta recta final. El argumento, ya saben, es lo que habrían hecho Macià y Companys. Hay que tener un temperamento muy impasible para callarse la boca. Pero los periodistas se la callan. Saben que la superficie diaria de que disponen está en alquiler. ¡Qué le han de importar al propietario los gustos de sus inquilinos! Entre los derechos del inquilino se incluye que su yoprometismo no pase por el cedazo de lo real o de lo razonable: por el de sus posibilidades de financiación, por ejemplo. O que sus propuestas de ahora no se pongan jamás en contraste con sus promesas y su conducta de ayer. Los derechos prevén también algunos supuestos tácitos más perturbadores, como el que la publicitación de escándalos que puedan comprometerles no se haga en campaña. Ergo: una campaña es una ficción realista que exige la suspensión de la incredulidad. La mediación suspensa.

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Por lo tanto, insisto en que la iniciativa de los periodistas públicos fue una gran novedad. Una novedad conmovedora. Lástima que no haya durado toda la campaña. Y que no se haya extendido al conjunto de los medios. Por una vez la celebrada desaparición del yo -en la que reinciden deontólogos y manuales- tendría sentido periodístico.

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